Por MICHAEL R. SISAK, KAREN MATTHEWS y JENNIFER PELTZ
NUEVA YORK
Agencia AP
Los estadounidenses conmemoraron ayer los atentados del 11 de septiembre de 2001 mientras otra crisis nacional, el coronavirus, obligaba a reconfigurar las ceremonias en medio de una campaña presidencial que también se hizo sentir.
En Nueva York, parientes de las víctimas se reunieron por la mañana para recordar a los fallecidos en dos ceremonias distintas, una en la plaza conmemorativa del World Trade Center y la otra en una esquina cercana, orquestadas por organizaciones diferentes que no llegaron a un acuerdo sobre cómo equilibrar la tradición con la seguridad para evitar contagios del virus.
De pie en la plaza con sus serenos estanques, cascadas y arboledas, Jin Hee Cho dijo que no podía borrar el recuerdo de la muerte de su hermana menor, Kyung, en el atentado terrorista que destruyó las torres gemelas del centro de comercio.
«Simplemente es difícil borrar eso de mi mente. Entiendo que hay todo esto, y entiendo ahora que incluso tenemos COVID», dijo Cho, de 55 años. «Pero sólo siento la pérdida, la devastadora pérdida de mi hermana de carne y hueso».
En el resto del país, algunas comunidades cancelaron las ceremonias del 11 de septiembre, mientras que otras sí las llevaron a cabo, en ocasiones con cambios. La del Pentágono fue tan restringida que ni siquiera las familias de las víctimas recibieron autorización para acudir, aunque algunos grupos pequeños pudieron visitar su monumento conmemorativo más tarde.
En un aniversario que se cumplió cuando faltan menos de dos meses para los comicios, el presidente Donald Trump y su rival demócrata Joe Biden se presentaron en el Monumento Conmemorativo al Vuelo 93 en el disputado estado de Pensilvania a horas distintas del día.
Biden también acudió a la ceremonia en el sitio donde estaban las torres gemelas de Nueva York, intercambiando un choque de codos —el saludo que reemplaza al apretón de manos durante la pandemia— con el vicepresidente Mike Pence antes de que comenzara el acto.
En suma, el 19no aniversario del atentado terrorista más letal en territorio estadounidense fue una ocasión complicada en un año presa de una vorágine, en el que Estados Unidos hace frente a una pandemia, ha sido sacudido por protestas contra la injusticia racial y se prepara para elegir a un líder.
De todas formas, las familias dicen que es importante que la nación haga una pausa y recuerde los ataques perpetrados con aviones secuestrados en los que murieron casi 3.000 personas en el centro de comercio, en el Pentágono a las afueras de Washington y en un paraje cerca de Shanksville, Pensilvania, el 11 de septiembre de 2001, los cuales reconfiguraron la política estadounidense, la percepción de seguridad y la vida diaria desde los aeropuertos hasta los edificios de oficinas.
«La gente podrá decir: ‘Oh, 19 años’. Pero siempre haré algo este día. Es historia», dijo Annemarie D’Emic, quien perdió a su hermano Charles Heeran, un corredor bursátil. Ella acudió a la ceremonia alterna de Nueva York, que se apegó a la tradición de lecturas en persona.
En declaraciones en el monumento en Pensilvania, Trump recordó cómo la tripulación y los pasajeros del avión intentaron tomar la cabina mientras los secuestradores se dirigían a Washington.
«Los héroes del Vuelo 93 son un recordatorio eterno de que cualquiera que sea el peligro, cualquiera que sea la amenaza, cualesquiera que sean las probabilidades, Estados Unidos siempre se pondrá de pie, resistirá y contraatacará», afirmó el mandatario republicano.
Biden visitó el monumento más tarde el viernes, colocó una ofrenda floral y saludó a parientes de las víctimas, incluyendo al primer oficial LeRoy Homer. El aspirante a la presidencia expresó su respeto por los que iban a bordo del Vuelo 93, diciendo que sacrificios como el de ellos «marcan el carácter de un país».
«Este es un país que nunca, nunca, nunca, nunca, nunca, nunca se da por vencido», manifestó.