Pedro Pablo Marroquín

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Esposo, papá, abogado y periodista. ¡Si usted siempre ha querido un mejor país, este es su momento de actuar!

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Pedro Pablo Marroquín Pérez
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@ppmp82

La venida de Alejandro Sinibaldi terminó siendo solo la gota que rebalsó un vaso que ya venía muy lleno en la relación del gobierno del presidente Alejandro Giammattei y Felipe Alejos y su partido TODOS. Alejos sabe el rol que jugó en los pactos de Sinibaldi, Manuel Baldizón y si hay alguna duda, véase cómo ha resuelto la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en favor del diputado de TODOS y entonces eso se traduce que el pacto para elegir esas cortes no fue una cosa de dos, si no de 3.

Conforme han pasado los días y se ha ido recopilando información, se ha podido conocer que el divorcio en la relación de Giammattei y Alejos es real y el diputado se ha esmerado en demostrarlo. La emprendió contra el Canciller, luego la Ministra de Salud y ahora se esmera en hacer ver que NO apoyará el presupuesto del 2021.

Personas del Congreso y del entorno del Ejecutivo, reconocen que la venida de Sinibaldi fue la guinda al pastel aunque el problema tiene su origen principal porque al congresista “se le fue la mano con la extorsión” y en el Gobierno ya no quisieron ceder.

Obviamente, hubo pacto cuando se eligió la Junta Directiva del Congreso, había pacto con la alianza oficialista en el tema de cortes, hubo acuerdo para las ampliaciones millonarias y esas oscuras alianzas han sido, son y serán una mancha en el ejercicio de Giammattei y en especial porque él insistió en su época de electo que se iban a acabar las mañas que tanto habían afectado el desarrollo del país.

Y siendo que el Ejecutivo tiene una Comisión Presidencial Contra la Corrupción y el mandatario tiene una estrecha relación con Consuelo Porras, los actos de chantaje no deberían quedar impunes. No basta con que el Presidente no haya seguido cediendo, porque esto es como las maras, uno se libra de unos pero si el territorio sigue tomado, rápido siguen los otros queriendo extorsionar.

Es sabido que para aprobar muchas cosas, los diputados le ponen precio a sus votos y estos se pagan de diversas maneras: efectivo (cada vez menos), obras, plazas, nombramientos y tráfico de influencias y ahora que estamos a las puertas del mayor presupuesto de la historia, hay que ponerle mucho ojo al valor de las “obras de reactivación”, porque sin duda ese será un vital rubro con el que algunos querrán pagarse sus votos, junto con el Listado Geográfico de Obras.

Alejos parece, por ahora, haberse queda fuera de esa tajada y por eso es fundamental que el mandatario proceda. Entiendo lo que cualquier familia de un funcionario (Miguel Martínez) puede sentir ante el escrutinio, pero a la luz de los eventos que se conocen hasta ahora, no comparto el hecho que vuelvan penal un tema relacionado al ejercicio periodístico. Cualquier abogado sabe que hay un camino para recorrer ante cualquier exceso y el penal no es uno de ellos, salvo que se pueda probar la comisión de un delito.

Pero, traigo a colación la situación porque si agentes del Gobierno la emprenden con un medio que expresa estar haciendo un trabajo de fiscalización y buscando contexto de los orígenes y realidad de un funcionario, con más razón deberían proceder con quienes buscan utilizar los recursos del Estado para su beneficio, sus diputados y sus allegados.

No estamos hablando de miles, son miles de millones los que están en juego en un momento en el que necesitamos que ese dinero se invierta pensando en el presente del país y en el futuro de las próximas generaciones. No podemos seguir gastando dinero para alimentar los bolsillos de la corrupción que han marcado la aprobación de cosas en el Congreso.

Ningún fiscal debe ser “amigo” de quien puede ser sujeto de investigación porque eso nubla el juicio y por tanto, no se hace bien el trabajo, pero dado que hay una “buena” relación entre Giammattei y Porras, el mandatario tiene la obligación de presentar las denuncias si de verdad quiere limpiar las cosas.

Dejar de negociar con una mafia para seguir haciéndolo con otras no es lo que Guatemala necesita y ojalá el Presidente aproveche esta oportunidad para dar sustento a su discurso del 14 a las 19 horas.

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