MANAGUA
Agencia AP
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados advirtió ayer que más de 60.000 nicaragüenses que se han refugiado o pedido asilo en Costa Rica pasan hambre, situación que los estaría forzando a regresar a su país pese a los riesgos para su vida.
En un comunicado, la agencia de la ONU se refirió a los efectos de la pandemia del nuevo coronavirus en las poblaciones migrantes y señaló que «le preocupa que esto pueda generar retornos en condiciones adversas» a Nicaragua, de donde miles huyeron tras la represión que siguió a las protestas sociales que estallaron en abril de 2018 contra el gobierno de Daniel Ortega.
«Más de las tres cuartas partes de los refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses en Costa Rica pasan hambre y comen sólo una o dos veces al día como resultado del impacto socio-económico de la pandemia de COVID-19», destacó el informe, que basó sus cifras en una encuesta realizada por ACNUR.
Según el organismo de la ONU, por lo menos 102.000 nicaragüenses han buscado protección en el extranjero desde 2018 a causa de la crisis política que aún persiste. De ellos, unos 81.000 se encuentran en Costa Rica.
El comunicado explicó que, antes de la pandemia, sólo el 3% de los refugiados nicaragüenses en Costa Rica comía una vez al día o menos. «La mayoría de los refugiados y solicitantes de asilo nicaragüenses en el país, el 63%, informan que ahora comen sólo dos comidas al día», precisó.
ACNUR considera que las medidas de cuarentena aplicadas en algunos países por el coronavirus «están afectando los medios de vida y generando inseguridad alimentaria» en América latina, donde miles de personas dependen de la economía informal.
En Costa Rica, sólo el 59% de las familias refugiadas dijeron haber tenido flujos de ingresos constantes por su trabajo a fines de julio, «una disminución asombrosa del 93%» con relación al período previo a la pandemia.
«Esto también deja a muchos en riesgo de ser desalojados y quedar sin un hogar. Una quinta parte de los refugiados nicaragüenses encuestados en Costa Rica dijeron que no saben dónde vivirán el próximo mes», advirtió ACNUR.
Observó que nicaragüenses que emigraron a países como Panamá, Guatemala y México reportaron dificultades similares, «incluyendo la pérdida de sus medios de vida, el desalojo y el hambre».
La desesperación ha llevado a muchos a contemplar un posible retorno a Nicaragua. Según el informe, el 21% de los refugiados y solicitantes de asilo encuestados dijeron que al menos un miembro de su hogar está pensando en regresar al país debido a la falta de ingresos o de alimentos y «a pesar de los riesgos» que motivaron su salida.
Hasta la fecha, más de 3.000 solicitudes de asilo presentadas al gobierno de Costa Rica han sido retiradas, principalmente por ciudadanos nicaragüenses, apuntó ACNUR.
La represión policial de las protestas en Nicaragua dejó al menos 328 muertos, 2.000 heridos, más de 700 detenidos y unos 100.000 emigrados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El gobierno de Ortega reconoce 200 muertos.