Es inaudito que tras cinco meses desde que se produjo el cierre del aeropuerto internacional en Guatemala por la propagación del Coronavirus, a estas alturas no se pueda abrir el aeropuerto porque se carece de los protocolos necesarios para reiniciar operaciones y ya las líneas aéreas que sirven al país advierten que la desidia de las autoridades repercutirá en una drástica reducción de las frecuencias de vuelos porque ellos no pueden esperar eternamente a que acá las inútiles autoridades adopten las medidas que se imponen y que ya funcionan en otros países del mundo.
Las líneas aéreas necesitan certeza para programar el reinicio de sus operaciones y en Guatemala lo que menos hay es certeza sobre las políticas oficiales porque la falta de planificación es patética. Lo vimos con los semáforos, que fueron anunciados con bombos y platillos de una manera y nos dieron dos semanas para “que nos acostumbráramos”, para que el día en que fueron implementados presentaran algo que no tenía nada que ver con lo que se había dicho inicialmente.
Eso es algo que, por supuesto, no puede ocurrir con el servicio de las líneas aéreas que necesitan tiempo para hacer sus programaciones y no están esperando a reiniciar labores cuando al Director de Aeronáutica se le ronque la gana hacerlo. Es en realidad patético el comportamiento de las autoridades por el daño que le puede hacer al país una drástica reducción de las frecuencias en los vuelos internacionales como resultado de esa desidia e incompetencia.
Guatemala pagó alto precio en términos de servicio aéreo como consecuencia del trinquete que fue la venta de Aviateca que pasó las frecuencias adquiridas por el Estado a propiedad de la empresa Taca que luego fue adquirida por Avianca. Esas dos aerolíneas ubicaron sus principales puntos de enlace en Centroamérica, en El Salvador y Costa Rica, dejando a La Aurora como una terminal de tercera o cuarta categoría, lo que repercutió especialmente en el alto precio de los pasajes para viajar desde y hacia Guatemala.
En el tema de la “nueva normalidad” los países que hagan bien las cosas y saquen las tareas pendientes van a tener ventaja sobre el resto y nosotros estamos muy mal, realmente, porque no disponemos de una planificación adecuada. Los funcionarios están más ocupados en otras cosas, como puede ser dar mayor facilidad a las naves del narcotráfico, que en trabajar en lo que la población necesita. Si Aeronáutica no puede, que pida ayuda para que siquiera se pueda copiar lo que otros países vecinos están haciendo.