Alfonso Mata
El extremo de la opinión: Salgamos todos a contaminarnos y sálvese quien pueda, que el cielo decida.
Un poco más de la mitad de las personas en Guatemala se adhieren más o menos a la norma del distanciamiento social y, a menudo o siempre, renuncian a las reuniones públicas con otras personas, no a las familiares. Este es el resultado de una encuesta transversal que se ha realizado.
Las últimas semanas han traído cambios en la vida pública: se permite reabrir más tiendas, movilización sin debido control y si bien todos deberíamos usar máscaras para la boca y la nariz y lavarnos las manos no lo seguimos como debería ser.
Al final: los medios de comunicación siguen informando de que el virus sigue y seguirá propagándose con las medidas tomadas. El porcentaje de población contaminada y si una persona infectada infecta a 1,2,3, u otra en promedio no lo conocemos pues nuestro sistema de vigilancia epidemiológica no permite su adecuado control. Se supone que esos valores subirán con una relajación de las medidas.
¿Las medidas funcionaron ya, ahora podemos sentarnos y relajarnos?
De ninguna manera. Es cierto que los políticos y la gente no asumen que el valor R volverá a subir. La impresión que existe en el gobierno en su conjunto, es que todo ya ha tenido mucho éxito. Por supuesto, eso según sus dudosos números. Se han hecho cálculos y se ha llegado a la conclusión de que la economía debe revitalizarse ahora. Dos suposiciones en ello: La R esta ahora por debajo de uno y en los cálculos de los economistas la persona es un objeto no un sujeto, de hecho, eso lo es con o sin pandemia. Ahora lo que se debería de hacer al menos, sería mirar con más detalle y corregir ambos lados de la ecuación: salud y economía y ajustar esa ecuación con más libertad con base a verdaderos controles epidemiológicos.
La pregunta que siempre tienes que hacerte, además de los cálculos del modelo: ¿Qué podrías haber olvidado? Esa es la pregunta que siempre hay que hacerse como científico, pero también como tomador de decisiones, como responsable en hospitales o en las empresas comerciales o ramas y asociaciones enteras. En todas estas estructuras, donde las decisiones y opiniones son relevantes y también deben formarse, uno siempre debe plantearse críticamente la pregunta: ¿Podemos haber pasado por alto algo? Y si es así, ¿qué podría ser?
Hay algunas cosas en las que pensar. Plantear soluciones al amparo de lo que sucede. La enfermedad se propaga sin que te des cuenta. Las preguntas son: ¿qué significa la propagación ahora en relación con antes? ¿Podemos controlar los procesos de propagación locales y ¿qué le corresponde a los comerciantes, la industria hacer en ello? ¿Cómo pueden ayudar?. Entonces tendríamos gradientes de concentración de casos más fáciles de controlar: en algún lugar la concentración es alta, y en otro lugar la concentración es baja y eso no implica abrir y que viva la flor sino tomar medidas económicas y de salud diferentes.
Concentración de un modo de vida en función del número de infecciones
¡Exactamente. Por ejemplo: alguien regresa de un lugar y comienza una cadena de contagio en el lugar donde se encuentra o en el barrio donde vive esto determina una política económica salubrista diferente a una ciudad o barrio donde no ha vuelto ningún contaminador. Esta fue la situación inicial que teníamos en Guatemala a principios de Abril. Relativamente pronto llegamos a una situación en la que introdujimos los casos en la comunidad y eso cambia la estrategia para minimizar el contacto y en la actualidad la cuarentena, los toques de queda, las medidas sanitarias no han logrado que la situación de casos fuera controlada. La pandemia ya está localmente distribuida en la nación de forma heterogénea hasta cierto punto, de modo que hay mucho virus en ciertos lugares y nada en otros lugares. Podemos ver esto en la distribución en el mapa que da el MSPAS. Podemos ver esto en el hecho de que algunos municipios son de color rojo y otros amarillos etc. cuando miramos las cifras de incidencia de manera aguda, pero solo se conoce una parte de eso.
Pero de lo que no nos damos cuenta en este momento es que en el trasfondo de este fenómeno, es que dado lo malo del sistema de control del MSPAS no sabemos cuál es la proporción de casos individuales sin ser detectados. Tampoco conocemos en su totalidad el Fenómeno de difusión local. Hay un fenómeno de difusión relacionado con la edad. Desde un principio se dijo los viejos y enfermos con enfermedades crónicas son los de riesgo y son los que más se cuidan. Pero la población adulta de mediana edad y los más jóvenes aun, están plenamente comprometidos con la vida y les gusta la fiesta y el deporte y tienen amigos de la misma edad. Esta cohorte de edad, es la principal contaminadora y la de menor riesgo y la fuerza y condición que tienen, no se está usando sabiamente para defender ni la productividad ni la propagación de la enfermedad, sino para continuar un modo de vida anterior y sus diversiones.
Y la organización social cómo juega
En Guatemala una distribución por edades se ve completamente diferente en los hogares indígenas que en ladinos, urbanos y rurales. En ello la migración juega un papel importante como propagador que se incrementará ahora que se abre el transporte y se facilita la movilización. Los niños también juegan un papel, número y condición son un poco diferentes. En las ciudades grandes no tenemos tantos abuelos y abuelas en la casa y tampoco tenemos tantos hijos. En áreas más empobrecidas social y económicamente es lo contrario. Sin embargo, no debemos hacer la vista gorda ante el hecho de que los efectos de difusión se darán con el tiempo en todos. Lo único que cambiará será la velocidad de propagación en el tiempo a grupos de mayor edad y a los otros grupos.
Las personas infectadas asintomáticas también juegan un papel importante y no lo notamos en cuenta.
¡Exactamente!. No lo notas. La tasa actual, si es verdad que sea así, que ahora está por debajo de uno, no señala los efectos de fondo. Si R regresara por encima de uno, entonces, de repente, la actividad epidémica comenzará de nuevo de manera desproporcionada o con una fuerza inesperada, eso lo asumimos en base de que de repente surge la impresión de que ahora la vida comienza de nuevo en todas partes. Y de repente tienes la fuerza de una ola de infección en un mes, que uno no esperaba. Detrás de eso, de repente habrá nuevas muertes que presionan a las unidades de cuidados intensivos de una manera que no se esperaba. Tales efectos son casi inevitables.
Por cierto, seguimos teniendo una situación de transmisión muy alta, las unidades de cuidados intensivos están llenas aun. Además, existe el otro efecto de que las personas que aparecen como nuevos infectados ya no son los de 70 años y sus contactos sociales, que también pueden estar en este grupo de edad. También se están registrando adultos más jóvenes y al respecto hay poca información pública y científica de ello.
Un grave error es compararnos con otros países. Muchos abogan por imitar a Suecia. Las personas que tomaron la decisión en Suecia están mucho más preparadas que las nuestras, los recursos de salud eran mayores y las medidas que adoptan lograron éxito mediante la educación y mediante la cooperación de la población, se han producido pequeños cambios de comportamiento a través del pensamiento, informando a la población. De este modo, durante ese período de restricciones de contacto, muchas personas en Suecia y en esos países de Europa han aprendido mucho y han pensado más en ello. Suecia en estos momentos cambió totalmente su política de lucha contra la pandemia debido a resultados no esperados y ahora puede verse que el número de muertos realmente está aumentando.