En medio de tanta tribulación provocada por la pandemia del Coronavirus en todo el mundo ha sido el personal de primera línea en la atención a los enfermos el que más se ha expuesto y es el gremio que más sacrificios ha tenido que realizar, sobre todo en términos de ofrendar la vida misma por ayudar a los demás. En Guatemala tenemos un alto déficit en cuanto a personal de ese tipo se refiere al punto que hubo que hacer trámites para graduar a toda marcha a los médicos que estaban pendientes de los trámites finales, mientras se hizo evidente que mucho del personal de enfermería y auxiliares combina trabajos en largas jornadas entre hospitales públicos y privados.
Trabajando jornadas que parecen eternas para salvar vidas, esos héroes poco reconocidos tienen además que limitar su relación y contacto con sus propias familias para no llevar los contagios a sus hogares, lo que viene a ser otro ingrediente de su denodado esfuerzo. Y muchos ni siquiera han podido cobrar salarios debido a la deficiencia de nuestra estúpida actitud burocrática que obstaculiza el pago a los médicos pero que facilita el mal manejo de los recursos, avalado siempre por la inútil Contraloría de Cuentas que, puntillosa donde no debe, impide que se acelere el trámite de la contratación de personal de salud.
No existen palabras realmente para agradecer y reconocer el esfuerzo de esos miles de personas que día a día se dedican con todo empeño y dedicación a salvar vidas en medio de las limitaciones que como país presentamos en nuestro sistema de salud. Se trata de seres humanos que anteponen su vocación de servicio a su propia seguridad y muchos lo han hecho hasta careciendo de las medidas de protección indispensables para reducir el número de contagios entre ellos.
En otros países se ha visto cómo la sociedad trata de reconocer públicamente ese esfuerzo y trabajo mostrando su agradecimiento de diversas maneras. En Guatemala somos muchos los que apreciamos y aplaudimos ese esfuerzo, pero no materializamos nuestro agradecimiento para que ellos puedan sentirlo y de esa manera recibir una pequeña pero reconfortante muestra del aprecio que se les tiene.
Cierto es que si centramos nuestra atención en sus colegas que tienen las posiciones de dirección y que conducen el área de Salud en el país encontraremos más razones de cuestionamiento que de agradecimiento. Pero los que están todos los días atendiendo a sus pacientes, arriesgando sus propias vidas y las de sus familias, son verdaderos héroes dignos del mayor de los encomios y por ello un video de La Hora se los reconoce.