Por SUSAN MONTOYA BRYAN
Agencia AP
La universidad más destacada de Carolina del Norte canceló ayer las clases presenciales de licenciatura apenas en la segunda semana del semestre, un ejemplo de cómo las universidades en todo Estados Unidos están enfrentando el surgimiento de brotes de coronavirus vinculados en algunos casos con albergues para estudiantes, fiestas fuera del campus y bares atestados.
La Universidad de Carolina del Norte, campus Chapel Hill, informó que a partir del miércoles pasará a la modalidad de clases vía remota y que hará los trámites necesarios para los estudiantes que ya no deseen vivir en el campus.
«Hemos hecho énfasis en que, si nos viéramos en la necesidad de modificar los planes — tomar una vía de salida — no dudaríamos en hacerlo, pero no hemos tomado esta decisión a la ligera», declaró la institución en un comunicado tras reportar 130 infecciones confirmadas entre estudiantes y cinco de empleados durante la semana pasada.
La universidad indicó que los brotes se hallaron en dormitorios, la casa de una hermandad de estudiantes y otras viviendas para alumnos.
Antes de que se anunciara la decisión, el periódico estudiantil, The Daily Tar Heel, publicó un editorial titulado: «La Universidad de Carolina del Norte tiene un brote», pero usando una palabra vulgar.
El periódico dijo que no era sorprendente que hubiera habido fiestas el fin de semana, y que los administradores de la institución debieron haber iniciado el semestre sólo con clases en línea en la universidad, que tiene 19.000 alumnos de licenciatura.
«Todos vimos venir esto», señala el editorial.
Otros brotes surgidos este verano en fraternidades en el estado de Washington, California y Mississippi proporcionaron un ejemplo de los desafíos que enfrentan las autoridades escolares para impedir que el virus se propague en campus donde los jóvenes comen, viven, estudian — y asisten a fiestas — en recintos cercanos entre sí.
El coronavirus ha dejado más de 170.000 muertos y 5,4 millones de contagios confirmados en Estados Unidos.
En Boone, Carolina del Norte, el claustro la Universidad Estatal de los Apalaches — parte del sistema de 17 miembros de la Universidad de Carolina del Norte — aprobó el lunes un voto de no confianza en la rectora Sheri Everts, en gran medida por no haber cerrado el campus tras un brote reciente de COVID-19. Los maestros han «pasado de una preocupación por el sustento de la gente y la reputación de la institución a, ahora, una preocupación por la vida de la gente», se afirmaba en la declaración.
Mientras tanto, funcionarios de otra escuela del sistema de la Universidad de Carolina del Norte — la Universidad del Este de Carolina — dijeron el lunes que detectaron un brote de COVID-19 en un dormitorio. No indicaron si sopesan hacer que las clases se impartan en línea.
En la Universidad Estatal de Oklahoma, campus Stillwater, donde un video que circuló ampliamente el fin de semana mostraba a estudiantes sin mascarillas en un club nocturno atestado, las autoridades confirmaron 23 casos de coronavirus en la casa de una hermandad femenina fuera del campus. La universidad aisló a las alumnas que viven allí y les prohibió irse.
«Como estudiante, estoy muy frustrado», dijo Ryan Novozinsky, un alumno de primer año de Allentown, Nueva Jersey, y editor del periódico estudiantil. «Estas son personas con las que tengo que interactuar». Y, añadió, «habrá profesores con los que interactúan, a partir de hoy, que no podrán recuperarse de esto».