Luis Fernando Bermejo Quiñónez

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Lic. Luis Fernando Bermejo Quiñónez
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En Guatemala y en todo el mundo se está observando como va avanzando la carrera electoral en los Estados Unidos rumbo al día de las elecciones el 3 de noviembre, en la cual se disputarán la presidencia los binomios de Donald Trump y Michael Pence, candidatos del Partido Republicano y Joseph Biden y Kamala Harris del Partido Demócrata. Al respecto de las elecciones para la presidencia, cabe mencionar que en el sistema electoral estadounidense no se elige al presidente por obtener la mayoría de votos en el voto popular. En cambio se elige por medio de lo que se denomina el Colegio Electoral, en el cual cada Estado tiene una asignación de representantes al Colegio Electoral y para poder obtener la presidencia el ganador debe obtener 270 de los 538 existentes, independientemente que el binomio presidencial obtenga o no mayoría de votos en el voto popular.

Derivado de las dinámicas políticas de EE. UU., el país está claramente delimitado en sus preferencias de partidos políticos. En términos generales, el voto Republicano se concentra en áreas rurales, con población más “blanca”, más religiosa y para sorpresa de muchos aquí en Guatemala, en los Estados menos acaudalados de dicho país, es decir, todo el Centro y Sur del país. En cambio el voto Demócrata se concentra en áreas y Estados más poblados, urbanos (ciudades), con población más “diversa”, menos religiosa y en Estados que producen 2/3 del PIB de EE. UU. En síntesis, mucho de las costas de EE. UU. El país está así “partido” en dos muy claramente, y sólo unos Estados son los “Estados bisagra” que son los que deciden las contiendas electorales, siendo éstos la mayoría de casos Florida, Ohio, Michigan, Wisconsin, Pennsylvania, Iowa, Minnesota, Carolina del Norte y Virginia, ya que la calidad de “bisagra” varía dependiendo de la contienda electoral.

Según la influyente revista The Economist Joe Biden es, al día de hoy, probablemente el ganador en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre y posiblemente gane muchos de los “Estados bisagra”. Según proyecta este medio de comunicación, Biden es muy probable que pueda ganar la presidencia con 350 votos del Colegio Electoral y le dan una posibilidad de ganar de 9 en 10 y 97% de ganar el voto popular. Es atrevido indicar que los vaticinios actuales definirán el resultado final dado que lo álgido de la campaña está por venir y puede aún pasar mucho como ocurrió en 2016. No obstante la tendencia indica eso.

No obstante lo anterior, asumiendo esos vaticinios se sostengan, pudiere ser que los Demócratas tomen total control del Congreso y del Ejecutivo al mismo tiempo. Pudiese ser que las políticas pre-2017 del Departamento de Estado de promover la lucha contra la corrupción, en mi opinión una política para impedir la diplomacia de la chequera de China, desplegadas en Ucrania, Rumanía, Brasil (Lava Jato), Ecuador, República Dominicana, Argentina, El Salvador, Honduras, Panamá, entre otros, y, por supuesto, en Guatemala tomen relevancia de nuevo. La descomposición institucional y la evidente resistencia contra los esfuerzos de luchar contra la corrupción han llamado la atención de legisladores relacionados con política exterior influyentes en el Partido Demócrata. Los recientes casos destapados por la DEA en relación a Mario Estrada y en la Fiscalía del Sur de Florida muestran, otra vez, la conexión entre políticos, narcotraficantes, banqueros y empresarios. Un cambio a un régimen Demócrata más “intervencionista” puede ser que encause nuevamente la “limpia del país”. Estamos pasando una grave crisis constitucional actualmente con el enfrentamiento entre la CC, el Congreso, la CSJ, el MP y con el pronunciamiento fuerte de ciertos sectores empresariales cuyo origen radica en la elección de Cortes. También se aprecian intentos de cooptar otras instituciones como el IGSS, PDH y Vicepresidencia. ¿Será la explicación de esta crisis constitucional artificialmente creada la apuesta de unos por modificar el status quo a su favor ante los posibles cambios venideros de EE. UU.? Quizá con las mejores intenciones declaradas, ¿serán algunos sólo tontos útiles de esta apuesta?

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