Pedro Pablo Marroquín Pérez
pmarroquin@lahora.com.gt
@ppmp82
El día de ayer publicamos un Webinar con tres actores claves de la realidad nacional, especialmente en el campo económico. El presidente del Banco de Guatemala, Sergio Recinos, el ministro de Economía, Antonio Malouf y Edwin Matul, de Banrural, quienes reservaron una hora y pico de su tiempo para hacer un repaso completo a la actualidad económica, los retos y las rutas futuras.
Cada uno de los expositores hizo un repaso desde su principal campo de acción y abordaron las medidas que desde las trincheras les tocan, las que han tomado para intentar paliar la crisis, las perspectivas a futuro y los deberes que a su juicio debemos realizar si deseamos cambiar la realidad.
En el intercambio todos coincidieron en la necesidad que para el 2021 exista un presupuesto que atienda las grandes necesidades del país y las dramáticas secuelas que vino a desnudar la pandemia, pero que ya sabemos que no son nuevas sino añejos acompañantes del diario vivir de todos y que afectan en mayor medida a la base de la pirámide. Habrá más deuda, pero debe ser una que nos permita ser productivos y que no sirva para pagar funcionamiento o peor aún, trinquetes de los que no quitan maña.
Se abordó que no solo se trata de aprobar un presupuesto, sino que podamos tomar todas las medidas y llevar a cabo lo necesario (reformas incluidas) para que el mismo se ejecute con celosa y rigurosa transparencia porque no solo es necesario para atender las penas que se están pasando, si no que resulta vital para atacar las causas estructurales que han generado enormes brechas de desigualdad en el país.
Todos coincidimos en que uno de los enormes retos es atacar ese +- 70% de informalidad y eso deberá ser en el mejor interés de todos los miembros de las sociedad. Atacar la informalidad debe ser en el mejor interés de todos porque uno de los grandes problemas de la pandemia ha sido poder llegar a los más necesitados. La tecnología juega un rol fundamental.
Atacar la informalidad no solo permitirá que cada quien contribuya en la medida de sus posibilidades, sino que también nos permitirá llevar un récord de lo que las inversiones del Estado deben incidir en el desarrollo humano y para ello se necesita que la gran mayoría de procesos de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) acerquen al contribuyente, en lugar de alejarlo.
Pero para eso, también se necesita robustecer todos los esfuerzos y mecanismos por la transparencia. Nunca he compartido esa creencia que “como los impuestos se los roban” es mejor no pagarlos. Hay que pagar y así, con el dolor de ver que se los roban, usar eso como gasolina ciudadana para forzar los cambios que son indispensables para que el dinero se use como se debe y no termine en las bolsas de unas pequeñas pero poderosas y mañosas minorías.
Se habló de la necesidad de atraer más y mejor inversión y se platicó de la íntima relación que hay entre economía y justicia. No podremos ser atractivos para cualquier capital si no somos capaces de ofrecerles que hay certeza desde el inicio de un proceso hasta el final del mismo. Si no hay certeza para que todos compitan por una concesión, por ejemplo, en igualdad de condiciones será poca la gente que desee venir.
Y por último pero no menos importante se trató el tema de las reformas que son necesarias (el Mineco plantea 6) para activar la economía. En otras palabras, del Congreso depende mucho nuestro futuro. Necesitamos que existan cortes que nos acerquen más a un sistema independiente que a uno secuestrado y se requieren algunas leyes o reformas legales que no deben guiarse por los favores, goles o negocios que desean hacer los diputados.
En esto, como todo en la vida, todos tenemos un rol que jugar y no piense que el suyo no es importante. Es el más importante de todos y ojalá sumemos esfuerzos.