MADRID
Agencia DPA/Europa Press
La antigua basílica de Santa Sofía, en Estambul, Turquía ha acogido hoy su primer rezo musulmán, con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, como destacado asistente, tras su reconversión en mezquita, un movimiento que ha suscitado numerosas críticas a nivel internacional.
Erdogan ha llegado a Santa Sofía ataviado con una mascarilla y acompañado de Ali Erbas, el jefe de la máxima autoridad religiosa del país, la Diyanet, así como varios miembros de su Gabinete.
Miles de personas se han concentrado en torno al ahora templo islámico desde primera hora del viernes para poder asistir a la ceremonia inaugural. Sin embargo, la afluencia ha sido tal que el gobernador de Estambul, Alí Yerlikaya, ha anunciado hacia mediodía que todas las zonas de rezo estaban ya ocupadas, pidiendo a los demás que despejaran el lugar.
«Hoy, estamos poniendo fin a 86 años de anhelos», ha dicho Sait Colak, uno de los fieles. «Gracias a nuestro presidente (…), vamos a tener el rezo del viernes en Santa Sofía», ha declarado al periódico turco ‘Daily Sabah’.
En previsión de la masiva afluencia, se han instalado varios puntos de control en el centro histórico de Estambul. Al entrar a la zona restringida, los fieles, que deben llevar mascarilla, se sientan en sus propias alfombrillas respetando la distancia social.
Erdogan ha sido el encargado de empezar el rezo. Ha recitado unos versos del Corán antes de que los demás fieles se unieran a la oración, de acuerdo con la prensa turca.
DE BASÍLICA A MEZQUITA
Santa Sofía fue construida en época del emperador bizantino Justiniano I, en el año 537, como la mayor iglesia de la comunidad cristiana de la época. Tras la conquista otomana de Constantinopla, la actual Estambul, fue reconvertido en mezquita en el año 1453 por decisión de Mehmet II, conocido como ‘El Conquistador’. En 1934, el estatus de Santa Sofía fue cambiado al de musueo por un decreto firmado por Mustafá Kemal Ataturk, el fundador de la Turquía moderna.
Dos firmas han determinado el futuro del templo: el Consejo de Estado, el más alto tribunal administrativo, anuló el 10 de julio el decreto firmado por Ataturk y que ha mantenido Santa Sofía como museo durante 86 años. Horas después, Erdogan firmó una orden por la que reconvirtió el templo en una mezquita, haciendo realidad así «el sueño de su juventud», según dijo entonces.
A pesar de llevar en el poder 17 años, Erdogan ha estado centrándose en su base electoral nacionalista pero está perdiendo apoyos por la situación económica del país y por las consecuencias de la crisis derivada de la pandemia de coronavirus.
Santa Sofía, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, es un nexo cultural para cristianos y musulmanes y también uno de los principales centros de atracción turística, con 3,7 millones de visitantes en 2019.
La decisión de Erdogan ha desconcertado a los turcos, que ven Santa Sofía como un emblema de la Constitución laica del país, aunque no ha provocado una crítica rotunda por parte de la oposición turca. Erdogan ha prometido que seguirá abierta a los turistas y a los fieles de todas las religiones.