Por SARAH RANKIN
RICHMOND, Virginia, EE.UU.
Agencia (AP)
Los desarrolladores del largamente postergado gasoducto de la costa estadounidense del Atlántico, de 8.000 millones de dólares, anunciaron la cancelación del proyecto multiestatal de gas natural debido a la incertidumbre en costos, permisos y litigios.
A pesar de que el mes pasado obtuvieron un triunfo en la Corte Suprema federal en torno a un permiso fundamental, Dominion Energy y Duke Energy afirmaron en un comunicado de prensa que «los recientes hechos han creado una inaceptable capa de incertidumbre y demoras anticipadas» en el proyecto de 965 kilómetros (600 millas) de longitud que atravesaría Virginia Occidental y Virginia hasta adentrarse en Carolina del Norte.
Las compañías señalaron que un par de fallos judiciales recientes que han cuestionado un programa de permisos utilizados a nivel nacional para la aprobación de gasoductos, oleoductos y otros proyectos de servicios públicos en humedales y arroyos presentaban «nuevos y graves desafíos».
El enorme proyecto de infraestructura, que fue anunciado con gran fanfarria en 2014, ha generado firme oposición de propietarios de tierras, activistas y ambientalistas, que dicen dañaría paisajes prístinos y perjudicaría a la vida silvestre. Su construcción habría implicado la tala de árboles y la demolición y aplanamiento de la cima de algunas colinas para la instalación de tuberías de un metro (42 pulgadas de diámetro) durante gran parte de la ruta a través de montañas, cientos de cuerpos acuosos y otras zonas ecológicamente delicadas.
Los detractores también cuestionaron si hay suficiente necesidad para todo el gas que transportaría, y afirmaron que el proyecto alentaría aún más el uso de combustibles fósiles en una época en que es imperativo hacer una transición a las energías renovables debido al cambio climático.
Las impugnaciones legales presentadas por grupos ambientalistas provocaron el rechazo o la suspensión de diversos permisos y causaron una prolongada demora en la construcción. El proyecto tenía un retraso de varios años y el costo anticipado se disparó de su estimado original de 4.500 millones de dólares a unos 5.000 millones.
Varios de los opositores al gasoducto no tardaron en aplaudir la decisión de descartar la construcción.
Los simpatizantes del proyecto señalaron que el gasoducto hubiera creado empleos, habría ayudado en la transición hacia un menor uso del carbón y hubiera reducido los costos energéticos para los consumidores. Funcionarios de desarrollo económico en zonas con dificultades económicas de los estados por los que el oleoducto iba a pasar esperaban que una mayor disponibilidad de gas natural ayudara a atraer a compañías de la industria pesada.