Por MATT OTT y CATHY BUSSEWITZ
Agencia AP
Segway, que alguna vez aseguró con audacia que su transportador personal de dos ruedas revolucionaría la manera de desplazarse de la gente, ha decidido poner fin a la producción del vehículo que lleva el nombre de la compañía.
El Segway PT, popular entre turistas y policías pero quizá más conocido por sus notorios accidentes, será descontinuado el 15 de julio, anunció la empresa en un comunicado.
«En su primera década, el Segway PT se convirtió en un elemento básico para las fuerzas de seguridad pública, considerado un vehículo personal efectivo y eficiente», afirmó en un comunicado Judy Cai, presidenta de Segway, quien subrayó que en la última década el aparato había ganado popularidad entre los vacacionistas en las ciudades más importantes de América del Norte, Europa, Asia, América del Sur y Oriente Medio.
Pero el Segway, en el que un usuario viaja de pie sobre una plataforma, representó el año pasado menos del 1,5% de los ingresos de la compañía. La empresa aseguró que 21 empleados serán despedidos, 12 permanecerán entre dos meses y un año más, y cinco continuarán en una planta en Bedford, Nueva Hampshire.
«Esta decisión no se tomó a la ligera, y aunque la actual pandemia afectó las ventas y la producción, no fue un factor decisivo en nuestra decisión», aseguró Cai.
La revolución en el transporte que el inventor Dean Kamen concibió cuando fundó la compañía en 1999 jamás logró despegar. El precio original del Segway de unos 5.000 dólares fue un obstáculo para muchos clientes. Además el vehículo era difícil de conducir porque el usuario tenía que equilibrarse en un ángulo específico para avanzar. Si cargaba su peso demasiado hacia alguna dirección, el Segway podía quedar fuera de control fácilmente y arrojarlo.
Los vehículos fueron prohibidos en algunas ciudades porque los usuarios podían perder el control con facilidad si no se equilibraban adecuadamente.
Diez meses después de adquirir la compañía en 2009, el millonario británico Jim Heselden murió cuando el Segway en que viajaba avanzó rápidamente hasta desplomarse por un acantilado de 9 metros (30 pies) de altura no lejos de su casa de campo al norte de Londres. Tenía 62 años.