Por CIARAN GILES,
MADRID
Agencia AP
El sacerdote Miguel Pajares, de 75 años, colaboraba en la atención de pacientes infectados con ébola y es una de tres personas que dieron positivo en pruebas realizadas en el hospital San José de Monrovia a comienzos de esta semana. Su vuelo aterrizó el jueves en España.
Juliana Bohi, una monja de Guinea Ecuatorial con nacionalidad española que trabajaba con él en Liberia, también fue traída de vuelta pero no está infectada. Ambos laboraban para la orden del hospital San Juan de Dios, un grupo humanitario católico que regenta hospitales en diversas partes del mundo.
Pajares y Bohi estaban en aislamiento en el centro Carlos III de Madrid, que depende del hospital La Paz.
A su arribo a una base aérea cerca de Madrid, fueron sujetados a camillas encerradas en cápsulas transparentes, atendidas por personal con ropa protectora y máscaras.
Rafael Pérez Santamarina, director del hospital La Paz de Madrid, dijo que los reconocimientos médicos iniciales a la llegada al centro mostraron que Pajares se encontraba en condición estable y que Bohi estaba en buenas condiciones. Confirmó que ninguno sangraba, lo cual es un síntoma de un estado avanzado de la enfermedad.
El ébola, que hace que algunas víctimas sangren por los ojos, la boca y los oídos, sólo puede transmitirse a través del contacto directo con los fluidos corporales de alguien que está enfermo: sangre, semen, saliva, orina, heces o sudor.
Es la primera ocasión en que alguien infectado con ébola será atendido en España.
Un Airbus 310 con equipos médicos voló el miércoles a Liberia para traer a Pajares y Bohi a España.
El ministerio de salud español dijo que el caso representaba un riesgo mínimo para la salud pública.
Los otros dos trabajadores infectados fueron identificados como Chantal Pascaline Mutwamene, del Congo, y Paciencia Melgar, de Guinea Ecuatorial. Bohi y otros dos misioneros que laboran en el hospital dieron negativo en las pruebas.