Por EMILY SCHMALL
NUEVA DELHI
Agencia AP
Como si el coronavirus no fuera suficiente, India lidiaba esta semana con temperaturas abrasadoras y la peor plaga de langostas en varias décadas, mientras las autoridades se preparaban para poner fin a meses de confinamiento pese a registrar miles de nuevas infecciones cada día.
Este triple desastre provocó comparaciones bíblicas y obligó a las autoridades a intentar equilibrar la demanda simultánea de varias crisis de salud pública: protección ante un calor abrasador, pero también distanciamiento social en los parques y mercados recién abiertos.
La ola de calor amenazaba con complicar la contención del virus, que ha empezado a expandirse más rápido y a más lugares desde que el gobierno inició este mes el levantamiento de restricciones tras una de las cuarentenas más estrictas del mundo.
«El mundo no volverá a tener oportunidad de respirar. La agresividad de las crisis está aumentando, y no van a espaciarse», dijo Sunita Narain, del Centro de Ciencia y Medio Ambiente de Nueva Delhi.
Cuando su hijo de seis años se despertó con la garganta seca y fiebre, Kalista Ekka, que trabaja como empleada doméstica, quería llevarle al hospital. Pero ante un aluvión de pacientes de COVID-19, el médico recomendó a Ekka que le mantuviera en casa pese a la asfixiante temperatura en su departamento de dos cuartos, en el humilde barrio de South Delhi.
«El ventilador sólo da más calor, pero no podemos abrir la ventana porque no tiene mosquitera» y por lo tanto no tendrían defensa contra los mosquitos que transmiten la malaria y el dengue, explicó Ekka.
En un cercano barrio de clase alta, donde por las mañanas y al atardecer se ven multitudes de gente caminando y corriendo, algunos con mascarillas, los vecinos debatían en internet sobre los méritos de utilizar mascarillas.
«Es muy peligroso hacer ejercicio con mascarilla» cuando hace calor, señaló Asmita Singh.
Las temperaturas alcanzaron esta semana los 47,6 grados Celsius (118 grados Fahrenheit) y 50 en Nueva Delhi, la capital del país, y los 50 C (122 F) en el árido estado de Rajasthan, después de registrar el abril más caluroso del que se tiene registro.
India sufre graves desabastecimientos de agua y decenas de millones de personas carecen de agua corriente y aire acondicionado, de modo que muchos buscan alivio en las sombras de los árboles en parques públicos y en las antiguas infraestructuras para acumular agua de lluvia.
El ciclón Amphan, una enorme supertormenta que cruzó la semana pasada la Bahía de Bengala, absorbió una enorme cantidad de humedad, haciendo que los vientos cálidos y secos provocaran una ola de calor en parte del centro y el norte de India.
Al mismo tiempo, bancos de langostas del desierto han arrasado cosechas en el corazón del país, amenazando a una región ya vulnerable y afectada por el coste económico de las cuarentenas.
Granjeros exasperados han golpeado cacerolas, silbado o arrojado piedras en un intento de expulsar a los insectos, y en ocasiones incluso han encendido hogueras para intentar ahuyentarlas con el humo. Las langostas parecían dirigirse de Rajashtan hacia Delhi, al norte, aunque un cambio en la dirección del viento las envió hacia el sur, al estado de Madhya Pradesh.
K.L. Gurjar, un alto cargo de la Organización india de Alertas por Langostas, dijo que su equipo de 50 personas trataba de detener a los insectos antes de que pudieran criar durante la temporada del monzón, que comienza en julio. De lo contrario, señaló, las langostas podrían destruir las cosechas estivales de India.
Entre tanto, India reportó otro aumento récord en los casos de coronavirus con más 6.500 nuevos contagios el jueves, elevando el total a 158.333 casos confirmados y 4.531 muertos.
El gobierno del primer ministro, Narendra Modi, preparaba una serie de recomendaciones para publicar esta semana, que podrían ampliar la cuarentena en las zonas más afectadas y fomentar la actividad económica en otros lugares. La tasa de desempleo ha subido al 25%.
El repentino parón de la economía india cuando comenzó la cuarentena el 25 de marzo ha sido devastador para los jornaleros y trabajadores migrantes, que huyeron a pie desde las ciudades para llegar a sus poblaciones natales en el campo.
El gobierno empezó a operar trenes especiales para los migrantes, pero se han registrado muertes por hambre o deshidratación en los convoyes. Otros que fueron puestos en cuarentena nada más llegar a sus distritos natales han dado positivo en COVID-19, aumentando la carga sobre sistemas sanitarios rurales que ya están muy sobrepasados.
Para reactivar la economía, el Ministerio de Medioambiente de Modi ha rebajado las obligaciones legales asociadas a la contaminación industrial y autorizado a firmas privadas el derecho a hacer prospecciones de carbón y extraerlo. El petróleo barato alimentará los esfuerzos de recuperación en todas partes.
La tormenta perfecta de pandemia, calor y langostas demuestras que India debe apostar por la ecología, afirmó el periodista medioambiental indio Joydeep Gupta. El gobierno, afirmó, debería aplicar medidas para salvaguardar la biodiversidad y ofrecer incentivos a la energía verde para reducir los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.
«El gobierno está fomentando los mismos sectores de la industria que causaron las múltiples crisis en un principio», dijo.
Sin embargo, Narain dijo que otras iniciativas del gobierno que expanden los empleos federales en agricultura, las transferencias de efectivo y los programas de racionamiento de comida ayudan a India a gestionar sus riesgos de forma más eficiente.
«Está consolidando la capacidad de resistencia de los más pobres para lidiar con estrés tras estrés tras estrés», afirmó.