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El éxito o el fracaso del esfuerzo por mitigar la propagación del coronavirus tiene mucho que ver con el papel del ciudadano porque lo que se busca es evitar contagios, pero es obvio que para que se produzca esa voluntaria acción preventiva la gente tiene que estar lo suficientemente informada, cosa que no ocurre con propiedad en Guatemala porque a diferencia de lo que hacen otros países, aquí los informes diarios son a cuentagotas y limitadísimos al número de nuevos casos, al sexo de los contagiados, pacientes recuperados, pacientes fallecidos (con la absurda coletilla de las “dos muertes por causas no relacionadas con coronavirus”), total de casos activos y el número total de personas afectadas. El Ministro se señala la mascarilla, hace ademán de lavarse las manos y separa las manos para mencionar el distanciamiento social, pero no existe una estrategia de comunicación que se oriente a trasladar información detallada respecto a los contagios, cosa que hacen muchas empresas actuando con gran responsabilidad, lo que permite a quienes hayan visitado establecimientos tratar de hacerse exámenes para prevenir nuevos brotes mediante los seguimientos epidemiológicos que se observan mundialmente.

De manera torpe, con el primer caso se informó el nombre de la persona afectada y hubo vecinos que arremetieron contra la familia afectada, lo que movió el péndulo hasta el otro extremo, ocultando toda información sobre los contagios, lo que hace que el país esté a ciegas del avance de la enfermedad en términos geográficos. Algunos Alcaldes y Gobernadores han facilitado informaciones de avances en sus jurisdicciones, arriesgándose a sufrir regaños oficiales, pero sin duda que ello ayuda a que las comunidades donde la proliferación es mayor puedan redoblar sus precauciones.

Es corriente ver aglomeraciones impresionantes en muchos sitios y eso es lo que tenemos que tratar de evitar, pero es mucho más comprensible para el público si es informado de la realidad y de dónde y cómo está avanzando el contagio. Posiblemente la futura Comisión Nacional Contra el Coronavirus reoriente la política de información para dar los datos de la epidemia de manera que los guatemaltecos estén al tanto de los diferentes brotes, mientras el gobierno debe impulsar una seria campaña llamando al respeto y solidaridad con las personas enfermas, dejando a un lado esa actitud irreflexiva de acoso brutal en su contra.

No se puede mantener a la población absolutamente confinada, pero tampoco carente de información. El ejemplo de las empresas e instituciones que informan de los casos en sus instalaciones es muestra de gran responsabilidad que el público aprecia y agradece.

Redacción La Hora

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