Edith González

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Nací a mediados del siglo XX en la capital, me gradué de maestra y licenciada en educación. He trabajado en la docencia y como promotora cultural, por influencia de mi esposo me gradué de periodista. Escribo desde los años ¨90 temas de la vida diaria. Tengo 2 hijos, me gusta conocer, el pepián, la marimba, y las tradiciones de mi país.

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Edith González

Por qué unas personas actúan  de una manera y otros de otra frente a las emergencias. Algunos  agradecen  su trabajo  en casa, o el tiempo para hacer lo que siempre quiso  ordenar, leer, ver una serie, estudiar virtualmente…

Mientras que otros se sienten incómodos, desesperados, aburridos incluso violentando  normas establecidas, salen a las calles en pleno toque de queda y lo peor buscan compañía en el alcohol, lo que les ha provocado prisión hospitalización e incluso la muerte. Vivimos   cambios radicales  e importantes en nuestro comportamiento  que manifiesta las  respuestas emocionales y afectivas ante esta crisis  marcada por  los recursos que cada uno posee para enfrentar estos cambios.

El doctor Ricardo  Marionsini  considera que  el cerebro humano no tiene la  misma respuesta de reacción ante lo bueno y el placer que ante lo malo, destructivo y el sufrimiento; esto último tiene un sentido evolutivo para la supervivencia. Muchos cambios en décadas anteriores fueron «programados» buscando perfiles adecuados a nuestros sentidos, afectos y conductas. La actual pandemia es un nuevo mecanismo desencadenante por ser una amenaza real en varios aspectos, que generará cambios en el corto, mediano y largo plazo en nuestra cognición, conducta, emociones y en aspectos fisiológicos, que terminara afectando a nuestro psiquismo. Aumentaran estados ansiosos, angustiosos, melancólicos y depresivos. Este impacto será de mayor o menor cuantía en función de la estructura cerebral del sujeto.

 Pero los que tienen baja autoestima y bajos niveles de conocimientos  aunado a una baja tolerancia a la frustración, les va peor. Pueden desarrollar depresión y conductas autodestructivas. Por ello se recomienda mantener rutinas, responsabilidades y horarios.

  Existen grupos  vulnerables a los efectos de la pandemia  que deben ser atendidos recomienda  la especialista  Margaret Douglas.

Personas mayores: mayor riesgo, más probabilidades de vivir solo, menos probabilidades de usar comunicaciones en línea, riesgo de aislamiento social.

Jóvenes: afectados por la educación interrumpida, mayor riesgo de empleo deficiente y los resultados de salud asociados en la recesión económica.

Mujeres: más probabilidades de ser cuidadoras, es probable que pierdan ingresos, potencial para el aumento de la violencia familiar para algunos.

Personas de etnia del este asiático:  mayor riesgo de discriminación y acoso por la procedencia de la pandemia.

Las personas con problemas de salud mental  en mayor riesgo por el aislamiento social.

Personas que usan sustancias o en recuperación: riesgo de recaída o abstinencia.

Personas con discapacidad: afectadas por servicios de apoyo interrumpidos.

Las personas con capacidades de comunicación reducidaspueden no recibir comunicaciones gubernamentales clave.

Personas sin hogar: es posible que no puedan autoaislarse o verse afectadas por servicios de asistencia interrumpidos.

Personas en el sistema de justicia penal: dificultad de aislamiento en el entorno penitenciario, pérdida de contacto con la familia.

Migrantes indocumentados: pueden no tener acceso a los servicios de salud o ser reacios a participar en ellos.

Trabajadores con contratos precarios o por cuenta propia: alto riesgo de efectos adversos por pérdida de trabajo y sin ingresos.

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