Los vampiros aristocráticos viven en una “cúpula cerrada sobre sí misma que separa el interior del
exterior”, en el exterior viven los muertos vivientes representados por el proletariado y dentro, ellos;
esta división es radical porque de otra forma no podrían defender sus privilegios.
Las banderas blancas suceden fuera de esa cúpula, dentro, están los que engordan durante el
confinamiento.
Luego de dos meses de estado de calamidad y de que las actividades económicas no se desarrollen con
“normalidad”, los vampiros están vueltos locos, su sed por la sangre de los muertos vivientes se ha
acrecentado y claman al señor gobierno que les deje salir a la calle para echarse encima de los que
pululan luchando para seguir siendo muertos vivientes y no solo muertos. Hay los que se inventan
elaboradas trampas para burlar controles y urden una intrincada telaraña para atrapar a los incautos, sí,
ahora en los almacenes donde normalmente se podía encontrar desde perfumes hasta ropa y artículos
para el hogar, venden comida, es decir, pueden permanecer abiertos… así son los vampiros, inteligentes,
taimados, descarados.
Esta pandemia ha servido para desnudar al sistema a nivel global, la globalización no contaba con esto,
en todas partes se ha podido ver qué es vital, qué es importante y qué es superfluo y vano. Ha servido
para entender la importancia del Estado y el equilibrio que debe existir entre la voracidad capitalista y el
vivir en comunidad, en sociedad, seguros, saludables y felices. Imagínense al mercado velando por la
salud de su familia, y fuera de su casa, una bandera blanca.
Da igual si los vampiros tienen prisa por volver a la “normalidad”, si somos medianamente críticos, nada
debería ser normal en adelante. Hay que salir a luchar porque la inversión en salud sea mayor, mucho
mayor, a que aprendamos la lección de esta crisis y no esperemos a que venga otra para simplemente
escondernos y aguatar y esperar a que se mueran los más vulnerables mientras todo pasa.
La política no puede seguir siendo la misma, especialmente en países como el nuestro; desde ya hay que
revisar lo actuado por el Legislativo y el Ejecutivo; sus tiempos, intereses, su vocación por los vampiros y
la demagogia totalitaria con la que han asumido comunicacionalmente la crisis. No es cierto lo que el
Presidente dice en cuanto a los afectados por millón en el país, y no es cierto porque las pruebas por
millón están siendo manejadas para que los números no crezcan. No es cierto que tengamos un
Legislativo preocupado por la población, la mayoría de las cosas aprobadas no van directamente a la
población afectada sino al mantenimiento del sistema. La única medida directa tuvo que esperar meses,
y cuando esta se complicó, el Ejecutivo salió diciendo que no era necesaria una ley para tomar dicha
medida (la de los servicios básicos). Es decir, han esperado hasta el último momento en lugar de
empezar por ahí.
Después de que esto pase deberíamos de dejar de ser muertos vivientes y purgar a los vampiros y sus
sirvientes.