Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Una de las trampas de la infancia es que no hace falta comprender algo para sentirlo. Para cuando la razón es capaz de entender lo sucedido, las heridas en el corazón ya son demasiado profundas” Carlos Ruiz Zafón

Del periodo comprendido del 16 de marzo al 13 de abril del presente año, se habían recibido en el MP 164 denuncias por violación sexual entre niños, niñas y adolescentes, lo que significa un aproximado de cinco denuncias diarias, situación que debería significar un llamado de atención a la PDH, MP, PGN y Gobierno Central, en momentos en los que la mayoría de las personas a nivel global, buscamos refugio para evitar el contagio del COVID-19, estos pequeños seres humanos, caen en manos de sus agresores más cercanos y violentos, sin que encuentren solución posible a su sufrimiento.

Es impensable que existan mentes tan perversas, que mientras el 90% de la población mundial nos encontramos preocupados pensando en la salud, economía, problemas sociales, y todo lo relacionado con una situación que era impensable hace un año, estos enfermos estén destruyendo la vida para siempre de, pequeños y adolescentes, que aún están despertando a la vida, y cuyo concepto de la misma, se va a trastocar con muy pocas posibilidades de darle un giro diferente.

Como población nos hace falta un abismo para crecer en todos los aspectos humanitarios, pero es inhumano desde cualquier aspecto que de acuerdo a noticias de prensa, 139 de las víctimas tengan edades que van de 0 a 4 años, a esa edad no salen a la calle por si solas, en un altísimo porcentaje están al cuidado de alguien más, entonces ¿Quién las viola? Alguien muy cercano a ellas, que dentro de su inocencia la gran mayoría no sabe lo que le está sucediendo, el problema es que, este tipo de depravaciones es repetitivo en el agresor, quien agrede a una bebe, es un enfermo que anda por la calle sin que ni su propia familia lo sepa, en un sinnúmero de oportunidades.

Más intolerable es aún, que solamente hayan sido detenidos por estos hechos 25 hombres, ¿Qué pasó con los otros 139 violadores? Es de asumirse que siguen libres, poniendo en peligro a más niñas, niños y mujeres, porque dentro de la misma información se realiza un detalle de las edades de las víctimas, que en estos casos se convierten en una simple estadística, sí, eso somos en la vida un número más, con el agravante que en innumerables ocasiones a las víctimas se nos convierte en victimarias, debido a que incluso dentro de la estadística del tiempo arriba mencionado fueron víctimas de violación dos personas de la tercera edad, lo que significa: Para los violadores no hay edad.

Se podría argumentar, que dependiendo de la edad, una violación deja menos secuelas, pero desafortunadamente no es así, la edad no hace menos doloroso ese agravio a la dignidad humana, pero violar a una niña o niño es más grotesco aún, si de alguna forma se le puede llamar a este acto de lesa humanidad, el agravio es incalculable cuando se mancilla el cuerpo virgen de una niña o niño, es oprobioso que esto suceda con tanta facilidad en este país en el que no ha tocado vivir.

Es necesario hacer una llamado a las autoridades, para que pongan el interés debido a este flagelo de la humanidad, que se puede atacar desde sus raíces, por medio de la prevención, pero además tratar a estos desalmados como delincuentes enfermos, y recluirlos en lugares especiales en donde puedan ser verdaderamente evaluados, condenados y enviados a donde corresponda.

Para lograr este objetivo es necesario el concurso de varias instituciones, el Congreso de la República modificando las penas relativas al delito de violación, imponiendo penas de prisión más severas, con mínimo de entre 25 y 30 años, sin conmutación de la misma, ya que en el país no existe la perpetua, adicional a penas accesorias como el tratamiento psiquiátrico, multas elevadas como compensación a las víctimas, por medio de procesos sumarios, ya que está comprobado que los procesos son tan largos, con el beneficio de medidas sustitutivas, que permiten que los agresores tengan contacto con sus víctimas, y las intimiden.

Es necesario cambiar el futuro de los desvalidos, brindándoles una nueva oportunidad de resarcirse en una mínima medida, de los grandes daños sufridos, pero lo es más aún, que el flagelo de la violación desaparezca de la vida de cualquier ser humano, principalmente la niñez.

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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