Emilio Matta Saravia
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El ser una persona crítica, o el hecho de cuestionar determinadas acciones de nuestros gobernantes, no significa que uno intenta dividir al país o es enemigo del gobierno. Por el contrario, se trata de hacer aportes desde la perspectiva particular que una persona puede tener de acuerdo con su formación académica y experiencia profesional. De hecho, en las empresas más exitosas del mundo, se organizan equipos multidisciplinarios para infinidad de proyectos y estos resultan generalmente mucho más efectivos y logran mucho mejores resultados que los equipos tradicionales conformados por personas homogéneas en cuanto a formación académica y experiencia profesional. El éxito del equipo radica precisamente en la diversidad de opiniones y criterios.
Traigo esto a colación, debido a que, ahora que el Presidente Giammattei ha canalizado prácticamente toda la información que el gobierno proporciona a la población sobre COVID-19 a través de su persona, por medio de mensajes diarios en Cadena Nacional, son constantes sus ataques a quienes tenemos diferente criterio sobre cómo se debe abordar la problemática, tanto de salud como de economía, que deriva de esta pandemia que ha tomado a la humanidad por sorpresa. El tener el monopolio de la información no da el monopolio de la razón. Estar unidos tampoco significa coincidir en todo. Ejemplos de las afirmaciones anteriores abundan a lo largo de la historia, desde la historia actual hasta la historia antigua.
Todos los días leo en los distintos medios escritos columnas de opinión de personas con formación muy distinta, desde médicos hasta sociólogos, pasando por empresarios, economistas, periodistas y abogados. Cada uno tiene su propia perspectiva sobre el tema, y realiza sus aportes con base en su experiencia personal, profesional y académica. Cada aporte es valioso.
Según mi humilde opinión, nuestro Presidente está dejando de lado valiosos aportes de personas cuyo único interés es poder sumar para que Guatemala pueda salir adelante. Coincido con la publicidad del gobierno del Presidente Giammattei de que Juntos saldremos adelante. Pero construyendo desde nuestras diferencias y no estando “unidos” sin cuestionar ni criticar a nuestras autoridades. Dictadores como Nicolás Maduro siguen un patrón de intolerancia hacia las voces críticas de su gobierno. Señalar de enemigos del gobierno a quienes difieren del criterio oficial es un error de bulto que nuestro Presidente debe enmendar a la brevedad. Tener la humildad de reconocer que no todo se hace bien, que hay muchas cosas que se pueden mejorar en el gobierno y que en las voces más críticas se pueden encontrar las mejores soluciones a los problemas nacionales, es la actitud que tendría un estadista. Reclamar, censurar y vociferar “enemigo del régimen” son actitudes propias de los dictadorzuelos del Siglo XXI, que tanto han prosperado en Latinoamérica. Esperemos que nuestro Presidente tenga la sensatez y madurez suficiente para comprender que quienes le criticamos y estamos en desacuerdo con algunas de sus políticas, no somos sus enemigos, sino mas bien, somos personas comprometidas con el desarrollo integral de nuestro país y con el bienestar de todos sus habitantes.