José Roberto Alejos Cámbara
Cuando los constituyentes establecimos un aporte específico al deporte, como parte de la prevención del delito, nunca pasó por nuestra mente que sería utilizado en forma clientelar; los diputados y el gobierno de turno lo han usado para regalar pelotas, uniformes, zapatos, mochilas inservibles y más. Todo en la búsqueda de votos. Por ese camino transitan los programas ofrecidos por el Gobierno en medio de esta crisis.
La semana pasada comentábamos la presentación realizada por algunos ministros de los programas sociales que se implementan para atender la crisis generada por la Covid-19, dos de ellos, el kit “saldremos adelante” y el programa de alimentación escolar son programas viejos, retocados nada más.
Otro programa es el fondo de protección del empleo, destinado a los empleados que alcancen acuerdo con sus patronos para la suspensión del contrato de trabajo por medio del Ministerio de Trabajo, pregunto ¿y los que no están en planilla? Según el IGSS en sus proyecciones estarían en planilla un millón y medio de trabajadores. Los trabajadores a destajo, los que ganan por día, sin contar los que fueron despedidos por el mismo gobierno, ahora marzo, sumados a los cesados en el cambio de gobierno. No podría el gobierno dar el ejemplo y mantener los contratos de estos trabajadores, pero haciendo el anunciado inventario de plazas fantasmas y realizando nuevas contrataciones por meritocracia, ideal sería que con una nueva Ley de Servicio Civil que tanta falta hace. Es el momento que reorganicemos el Estado y que se revisen los pactos colectivos.
Sin profundizar mucho sobre el apoyo al comercio popular, ya los alcaldes declararon que no tienen las listas y es lógico, los lustradores, los vendedores ambulantes, los pilotos de tuc tuc, fleteros ¿y tantos más en qué lista están? Le tengo fe a el fondo de crédito de capital de trabajo, si en realidad se van a entregar a micro y pequeños empresarios evitando la quiebra de los existentes, pero que también se le dé el enfoque de otorgar crédito al que nuca ha tenido acceso al mismo porque como siempre los bancos prefieren prestarle al que si tiene plata, al que tiene “buen récord crediticio”, o prestarle al mismo gobierno desde la reforma constitucional. En este punto es importante destacar que ya teníamos un grave problema de falta de oportunidades reflejado en los migrantes, que arriesgan su vida en búsqueda de cumplir un sueño que aquí, ni ellos ni sus familias podrán realizar; aunado a ello hay que pensar cómo resolver otros problemas que tendremos en el corto plazo, considerando que Guatemala es un país cuyo principal ingreso lo constituyen las remesas, el sostén de muchas familias en el interior, la recesión mundial afectará inevitablemente a los migrantes y a sus familias.
Frente a la crisis las grandes potencias del mundo hablan de implementar una especie de Plan Marshall para la recuperación de la economía. Guatemala tiene tantos problemas estructurales que resolver para que realmente se fortalezca la economía, esperemos que las autoridades sepan transformar la crisis en oportunidades, si no tienen la suficiente visión y creatividad estaremos condenando a las nuevas generaciones. Esperemos también que los países amigos y cooperantes, alicaídos en los últimos años, renueven su interés en colaborar con proyectos de asistencia técnica urge la transformación del Estado y toda ayuda es bienvenida.