MADRID
Agencia DPA/Europa Press
Expresidentes y exministros de América Latina han reclamado «políticas audaces» a los gobiernos de la región, en las que primen «la transparencia y la razón, no el populismo o la demagogia», para evitar que la pandemia de coronavirus «se convierta en uno de los episodios más trágicos de la historia» del subcontinente.
Así se han expresado los expresidentes Juan Manuel Santos (Colombia), Ricardo Lagos (Chile), Fernando Henrique Cardoso (Brasil) y Ernesto Zedillo (México) y nueve exministros de Economía, Finanzas o Hacienda y ex gobernadores de bancos centrales de estos países y de Venezuela y Argentina en una carta pública difundida en las últimas horas bajo el título ‘Imperativos éticos y económicos de la lucha contra el Covid-19’.
«La pandemia de COVID-19 es una conmoción inédita, de duración incierta y consecuencias catastróficas que, si no es abordada adecuadamente, podría convertirse en uno de los episodios más trágicos de la historia de América Latina y el Caribe», avisan.
Los firmantes lamentan que, «aunque la crisis requiere una acción rápida y decisiva de parte de los gobiernos, las respuestas políticas en nuestra región han sido desiguales». Así, mientras «en varios casos se ha reaccionado rápidamente», haciendo de la protección de la salud pública el objetivo principal, «lamentablemente algunos gobiernos han tendido a minimizar los riesgos de la pandemia, informando mal a los ciudadanos y haciendo caso omiso tanto de la evidencia científica como del consejo de sus propios expertos».
En concreto, critican que, «en lugar de movilizar todas las capacidades a su disposición, algunos líderes han apostado por una política populista y divisiva en medio de la tragedia». «Los latinoamericanos merecemos más que eso», afirman.
Frente a ello, los antiguos dirigentes reivindican que «la confianza mutua, la transparencia y la razón, no el populismo o la demagogia, siguen siendo las mejores guías en estos tiempos inciertos».
Además, subrayan que «la crisis no puede ser excusa para debilitar nuestras democracias, ganadas con tanto esfuerzo», sino que «por el contrario es la oportunidad para demostrar que la democracia está en condiciones de responder a desafíos extremos, cumpliendo con justicia con sus ciudadanos».
«POLÍTICAS AUDACES»
En este contexto, instan a hacer de la lucha contra el coronavirus la «prioridad principal» y, con este propósito, creen que «América Latina debería centrarse en mejorar sus sistemas de salud» y, en concreto, «aumentar drásticamente la capacidad de testeo».
Se centran especialmente en el impacto económico de la pandemia reclamando «políticas audaces para proteger los ingresos de las personas y los hogares, incluyendo transferencias en efectivo para aquellos que quedan en una posición vulnerable por la crisis, entre ellos los trabajadores informales e independientes que no pueden acceder a subsidios».
Además, para evitar «una espiral contractiva» de las economías latinoamericanas, ven «esencial» ayudar a las empresas, «acompañándolas durante el período de distanciamiento social y estimulándolas en la recuperación posterior».
«Si no se evitan las quiebras generalizadas, la próxima víctima de la crisis sería el sistema bancario, con lo que el sistema de pagos y la economía en su conjunto correrían el riesgo de colapsar», advierten.
Los firmantes ven en la falta de liquidez un gran problema, por lo que reclaman «recursos extraordinarios» a través de «garantías fiscales de crédito sin precedentes» y «estímulos fiscales» en general.
COOPERACIÓN INTERNACIONAL
También apelan a la cooperación internacional, por un lado, en materia sanitaria, «para mejorar la capacidad de realizar pruebas, tratar y aislar a los pacientes y desarrollar una vacuna que será la única solución definitiva para la pandemia de Covid-19».
«Los líderes latinoamericanos deben hacer un llamado enérgico a la cooperación internacional para enfrentar la crisis, condenando los controles a la exportación de suministros médicos y demás recursos críticos y exigiendo un incremento de fondos para la Organización Mundial de la Salud, contrario a la temeraria decisión de Estados Unidos», señalan.
En el ámbito financiero, por otro lado, estiman que «los reguladores, las agencias de calificación crediticia y las instituciones de normas contables deben adaptar sus criterios para hacer frente a circunstancias sistémicas excepcionalmente adversas».
En este sentido, sostienen que «el apoyo externo para las cuentas fiscales y la balanza de pagos es indispensable, especialmente para los países más pequeños y menos desarrollados de América Latina», dado que «si tanto las empresas privadas como los gobiernos elevan sus déficits, ocurrirá lo mismo con la cuenta corriente de los países».
Asimismo, afirman que «el FMI tiene un papel esencial que desempeñar, tanto para abordar las necesidades fiscales y cambiarias de los países en el corto plazo como para seguir apoyando a las economías en el futuro, a través de una crisis de duración incierta». «El FMI necesita más recursos y la capacidad de desembolsarlos rápidamente», indican.
Apuntan igualmente que «en circunstancias excepcionales y en países sin acceso a los mercados, la suspensión del servicio de deuda podría complementar estos préstamos oficiales».
Ex presidentes y ex ministros concluyen que los bancos multilaterales de desarrollo (BMD), al margen de la liquidez que puedan facilitar, «también deberían proporcionar a los países directrices sobre las diversas áreas de políticas involucradas en la respuesta a la crisis, (…) especialmente en casos donde los gobiernos están minimizando la amenaza para la salud».