Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

post author

Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Aprendí que el coraje no es la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El hombre valiente no es aquel que no siente miedo, sino el que conquista ese miedo” Nelson Mandela

La población global, se encuentra viviendo una situación que se pudo haber visto en una película, pero que siendo una ficción tenía una solución, en este momento, por lo menos la población común, no tenemos idea alguna de siquiera cómo evoluciona la enfermedad que está atacando al ser humano.

Toda la información que nos llega es confusa y contradictoria, lo único certero son las muertes que se han producido, y que suman cada día más miles, que nos horrorizan de sobremanera, la más grande lección que podemos concluir, es que la humanidad no volverá a ser igual después del inicio de este 2020, tan adelantado tecnológicamente, y tan débil sanitariamente.

Lo sucedido en países como Italia y España, nos ha dejado una dura lección de que la economía no puede anteponerse a la salud, que toda prevención es poca, porque es incierto como va a evolucionar en países tercermundistas como el nuestro, en el que según información publicada en PL, “La incidencia de la pobreza en el área rural es el doble de la reportada en el área urbana, con 40.3% y 82.5% respectivamente, en la segunda, la población sufre entre 8 y 9 privaciones a la vez.”

La anterior es una información fría y en estadísticas, pero no independiente de la realidad que se desborda cuando viajamos a las poblaciones necesitadas y comprobamos, que así como podemos no perder de vista grandes riquezas, en contraste la extrema pobreza es apabullante, uno de los elementos de la pobreza es la debilidad y fragilidad de niños y adultos, lo que nos coloca en una situación extremadamente sensible ante cualquier enfermedad, por lo que se debe prevenir con todas nuestras fuerzas cualquier mínima posibilidad de contagio y expansión de la pandemia.

Desafortunadamente dentro de nuestras falencias como sociedad se encuentra la indisciplina, somos particularmente desobedientes, y vivimos a nuestro aire, pensando que lo peor le sucede al vecino pero no a nosotros, así actuamos generalmente, en estos momentos tan complicados vemos en la calle a las personas platicando sin guardar las mínimas medidas de seguridad sanitaria, estamos tan acostumbrados a no acatar las reglas mínimas, que no ha pasado un solo día sin que hayan detenidos por no haber respetado el toque de queda, es cierto que un pequeño número de casos han sido producto de la necesidad, o de patronos inconscientes, la mayor parte infortunadamente no es así.

No podemos abstraernos a la realidad, que se encuentra ahí precisamente, para que comprendamos que somos tan frágiles como hojas, al leer que diariamente aumenta el número de contagiados en sociedades como EEUU, así como con asombro descomunal vivimos como el Cobid19 se apoderó de la sociedad china, pero fue más asombroso y doloroso que no se contuvo ahí, se trasladó a Italia y los resultados nos descolocaron, al comprobar la debilidad del ser humano, frente a un virus desconocido, y letal en algunos casos, el que comparado con otras enfermedades, tiene una tasa de mortalidad menor, pero que se transmite de una forma tan rápida e indiscriminadamente que tiene a la sociedad en un estado de zozobra.

Desafortunadamente como colectividad, parece que una gran mayoría no hemos querido comprender, que el nuevo coronavirus es indiscriminado y que cuando se posiciona en una sociedad, si esta no se ha prevenido, el resultado puede ser fatal, más aún si el sistema sanitario no es el mejor del mundo.

De las enseñanzas que nos deja esta pandemia, las más importantes son, que los héroes no son los más fuertes físicamente, son los más fuertes intelectualmente, que la valentía está detrás de un uniforme de médico, enfermera, bombero policía y otros, que usted y yo ya no seremos los mismos, porque hemos sido testigos de momentos de mucho dolor, sumado a actos de gran valor, pero lo peor es la incertidumbre que nos rodea, ¿Cómo llegará hacia nosotros el Cobid19? ¿Qué secuelas nos dejará?

Lo único cierto en este momento, es la incertidumbre que nos rodea, esperemos que nuestro lado positivo supere al negativo.

Artículo anteriorEl dilema de la informalidad
Artículo siguienteDoña Chonita tiene cara de chucho