Arlena Cifuentes
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SEÑOR PRESIDENTE, cuando la soberanía y el territorio de un país están bajo amenaza extranjera le corresponde al ejército de Guatemala salir a defenderlo. Usted, en su calidad de Comandante General de las Fuerzas Armadas, no enviaría nunca a su ejército desarmado; todo lo contrario, se aseguraría de proporcionarle el mejor equipo posible o cuando menos de un fusil o metralleta, de un casco y del uniforme correspondiente. En este momento ya se está echando mano de todo un ejército para que libre la batalla en contra del coronavirus, nuestro mortal enemigo. En los próximos treinta días habrá necesidad de enviar al frente a todo el ejercito de médicos con que cuenta el país; con una diferencia, serán enviados a una muerte segura, desprovistos del equipo de protección personal adecuado para librar la batalla: mascarilla n95, guantes, lentes, jabón y si tienen jabón SEÑOR PRESIDENTE, que ironía, no tienen en donde lavarse las manos. ¿Existe un protocolo que garantice la vida del personal de salud?

SEÑOR PRESIDENTE, soy madre de médico quien tiene la desventaja de tener principios y valores, practica la ética, algo inexistente en este país, repudia la mediocridad. Una gran profesional que además tiene el don de liderazgo, lo cual le ha ganado el respeto de algunos y el rechazo de otros. Este es el onceavo año de su carrera la cual he vivido día a día a su lado y la he visto fajarse en el cumplimiento de su deber lo que ha tenido consecuencias en su salud. SEÑOR PRESIDENTE, yo no quiero que mi hija muera, mi hija no puede ser enviada al frente de batalla a una muerte segura desprovista de su equipo de guerra.

Es indignante ver como todos los diputados se lucen con sus mascarillas n95 cómodamente en sus curules, alimentados con los impuestos de los guatemaltecos y un salario seguro. Usted y su gabinete también disponen de ellas y los médicos y demás personal de salud no las tienen. Si ponemos en la balanza que vidas valen más, que respondería usted SEÑOR PRESIDENTE. Las de los diputados, las de su gabinete o la de los médicos.

Usted puede dar mil órdenes, el problema es que no se supervisa si estas se cumplen. Porqué uno de estos uno de estos días no se sube a uno de tantos helicópteros a su disposición y llega sorpresivamente a algunos de los hospitales en el interior. Hay directores de hospitales incapaces enquistados que consideran que estos son sus feudos. El sistema de salud está colapsado, los hospitales están en condiciones de abandono completo como consecuencia de los saqueos de quienes le han antecedido y de aquellos que hasta el día de hoy hacen de la salud un negocio cobijados bajo la impunidad prevaleciente.

Cómo evalúa usted que un director de hospital le niegue a un médico internista que atiende la emergencia una mascarilla indicándole que se ponga una de menor calidad o una enfermera en estado de gestación se vea obligada a atender en la emergencia.

Hay mucho que usted desconoce SR. PRESIDENTE. ¿Por qué no visita los hospitales en el interior del país sorpresivamente? ¿Por qué no evalúa a quienes dirigen los hospitales? ¿Tienen la capacidad para estar en un puesto de dirección?

Si en enero no se implementó una campaña preventiva a nivel nacional, las medidas que el momento demandan deben ser más drásticas. ENCIERRO Y CUARENTENA TOTAL, es la única forma de frenar la expansión del virus, lo sucedido en otros países así lo demuestra. Usted lidera este país, actúe. Los mercados y el toque de queda solo producen mayor hacinamiento, los restaurantes de comida rápida son transmisores directos del virus.

SEÑOR PRESIDENTE, exigimos el equipo necesario que preserve la vida de nuestros médicos y personal de salud.

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