Francisco Cáceres Barrios
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Nuestro país está viviendo el momento en que nadie se puede poner los moños para ver quién tiene más poder, ni quién o quiénes puedan salir favorecidos o perjudicados con tal o cual política, estrategia o decisión. Ahora, más que nunca los guatemaltecos debemos pensar y actuar en el derecho de los pueblos a ser solidarios para optimizar la serie de medidas que ya se empezaron a tomar para evitar que nos afecte todavía más la pandemia del coronavirus.
Ahora es cuando las entidades públicas y privadas tienen que trabajar juntos y nosotros en lo personal también. Ahora todos debemos asumir con determinación firme y puntual la responsabilidad de buscar el bien común, es decir el de todos y cada uno de los guatemaltecos, sin ponernos a pensar en determinadas clases sociales, niveles económicos o tendencias políticas. El presidente Alejandro Giammattei ya empezó a hacerlo y a mi juicio lo ha hecho bien, sin arrebatos ni actitudes violentas que en vez de lograr apoyo y comprensión del problema que está enfrentando, hubiera destapado una olla de grillos de todos los diablos.
Y como conozco a mi gente, no se vaya a pensar que escribí lo anterior para quedar bien o porque ando detrás de lograr alguna ventaja o consideración, no, lo hago porque la situación apremia para el país y si no es ahora que se están tomando las medidas adecuadas y pertinentes para evitar los contagios de la enfermedad y padecimientos de ese virus, mañana hubiera sido demasiado tarde y si alguien duda, tiene a mano lo que originaron las autoridades chinas cuando no se tomaron en el momento oportuno las medidas preventivas para evitar la proliferación de la misma.
Desde el domingo pasado, un día después de haberse puesto en vigor las disposiciones presidenciales, sentimos todos, unos más y otros en menor cuantía, los resultados de restringir las actividades públicas y tantas más medidas colaterales que se van a promulgar pero, ¿qué otra opción había? Económicamente hablando muy duro ha sido el impacto sufrido, no digamos en el campo social, deportivo, como de diversa índole, en especial el religioso, porque nos ha tocado ver la infinidad de lágrimas derramadas por un pueblo en que nuestras imágenes de la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo son motivo del máximo fervor cuaresmal que en esta época precisamente estaríamos viviendo, no digamos la serie de trastornos que la restricción está causando y más que muy bien podría ocasionar.
Por ello es que ahora es cuando debemos actuar y comportarnos solidariamente como Estado, País, o República en beneficio de toda nuestra población pues, Dios no lo quiera, que el coronavirus llegue a atacar las regiones o sectores en donde residen los que más requieren de asistencia pública, porque su impacto sería fatal en todo el sentido de la palabra, por lo que oportuno es desear que la experiencia que estamos viviendo sirva para mejorar considerablemente sus deficitarias condiciones.