José Roberto Alejos Cámbara

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José Roberto Alejos Cámbara

Esta semana dio inicio con la conmemoración de la lucha de las mujeres por hacer valer sus derechos, tema ineludible al hablar de política, sobre todo en un país donde las mujeres se enfrentan a desafíos día con día y en todos los ámbitos.

En la constituyente las mujeres que la integraron abrieron brecha y libraron batallas, tuvieron conquistas que se les debe reconocer, mujeres valiosas como Eunice Lima, Aída de Rodríguez y Catalina Soberanis. Catalina también fue Ministra de Trabajo, la primera mujer presidenta del Congreso, se mantiene vigente y es referente en el campo político y jurídico. En ocasiones, como constituyente he sido cuestionado por no haber empoderado la posición de las mujeres en aquel período, lo cual permitiría ahora alcanzar verdadera igualdad en el ejercicio de los derechos fundamentales como la vida, salud, educación, trabajo y el acceso a cargos de toma de decisión desde lo político. Lo cierto es que la lucha continúa hoy día, en todo el mundo, y tenemos la responsabilidad de impulsar acciones que afirmen su empoderamiento y toma de decisiones.

En Guatemala, el movimiento de mujeres y feministas se ve en la penosa necesidad de exigir la protección de los únicos derechos absolutos, la vida y la integridad física. Las estadísticas son dramáticas, el Inacif reporta que el año 2019 se evaluaron 7 mil 854 mujeres, víctimas de delitos sexuales, sin profundizar en temas como el acoso sexual, el maltrato y discriminación laboral, la trata, y los problemas de salud sexual y reproductiva.

Desde el ámbito del ejercicio de los derechos políticos, y para poner un ejemplo desde mi experiencia, cuando abandonamos el partido TODOS y no aceptamos las candidaturas que se nos imponían, los jóvenes, los ambientalistas y especialmente las mujeres encabezadas por queridas amigas y respetables dirigentes del movimiento de mujeres como Linz Tillin, directora de Alas de Mariposa, no podían creer que no fuera candidata Lorena Robles, parte del comité ejecutivo y activista de derechos humanos; menos mal como dicen ellas mismas ahora. Cuando se enteraron como se decidieron las candidaturas y la influencia de los financistas en éstas, pronto salieron corriendo para continuar su lucha, la que muchos no entienden, con compañeras como Otilia Lux que aun siendo diputada no pudo llegar a dirigir la Comisión de la Mujer porque el partido de gobierno no dejó.

Mientras en el mundo se aplican mecanismos de evaluación de la implementación de los convenios en materia de derechos de la mujer, tales como la Convención sobre los Derechos Políticos de la Mujer; la Declaración de Beijing o la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer, Convención de Belém do Pará, y su aplicación es cada vez más fuerte, aquí el Presidente no impulsa la paridad en puestos de decisión, solamente designó dos ministras de 14 puestos, ojalá aproveche la reforma constitucional anunciada ayer para fortalecer la institucionalidad de las mujeres. De no ser así, y sin la reforma electoral es muy difícil que algún día, los partidos políticos incluyan entre sus dirigentes y candidaturas el 50% de mujeres. Es necesario hacer estos cambios profundos, los funcionarios y dirigentes políticos deben ser responsables y respetuosos de la realidad, aceptar que el problema existe y contribuir a su solución, en lugar de convertirlos en un tema ideológico y usarlo para mantener la confrontación.

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