Mariela Castañón
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Nelson Eliseo Vásquez Picón, era investigador antisecuestros de la Policía Nacional Civil (PNC) y fue asesinado el pasado 4 de marzo en la ruta a San Raymundo. La muerte de un servidor público comprometido, no solo afecta a su familia y a su comunidad, sino a la sociedad entera.
Según la información policial, Nelson Vásquez y dos de sus compañeros que también fueron heridos la semana pasada, realizaban diligencias de investigación por un secuestro en el sector, cuando fueron atacados a disparos.
El subinspector policial era originario de El Progreso y tenía más de nueve años de trabajar como policía. Dejó a una esposa viuda y a una niña de 7 años en orfandad.
Las muertes de policías, muchos de ellos servidores públicos honrados y comprometidos con la seguridad ciudadana, no solo dejan un vacío en su familia y en su comunidad, también en la sociedad entera que pierde una vida valiosa.
En ocasiones, los ciudadanos (as) ignoramos o desconocemos el trabajo que hacen los buenos trabajadores de la PNC. No solo arriesgan su vida cada día, sino también asumen sacrificios que no todos estaríamos dispuestos enfrentar, por ejemplo, estar lejos de sus familias, salir a patrullar en la madrugada, comer poco, o a destiempo y dedicar toda una vida a la seguridad de otros.
En Navidad, Año Nuevo, Semana Santa y otras festividades, nos damos cuenta que mientras muchos de nosotros celebramos con nuestros seres queridos, la fuerza policial está cuidándonos y tratando de que este país salga adelante, a pesar de los retos en seguridad que van desde carecer de equipamiento adecuado hasta atender graves problemas que se agudizaron por el abandono de administraciones de gobiernos irresponsables.
Por el trabajo que he desempeñado en los últimos años he conocido varias unidades de la institución policial y puedo decir que hay unas que han alcanzado un nivel profesional alto, así como de compromiso y respeto a la población. Me atrevería a decir que el Comando Antisecuestros de la PNC es una de esas unidades más destacadas.
También he conocido varios casos difíciles que han atendido los policías antisecuestros y el riesgo de enfrentarse a bandas sanguinarias que dañaron física, emocional y psicológicamente a personas adultas, niñas y niños. He escuchado los relatos de sobrevivientes y de familias que perdieron a un ser querido a causa de las acciones delictivas de estos grupos y realmente duele mucho superar estos hechos.
Ante todo, este contexto, es oportuno agradecer a las personas que nos cuidan y ejercen una función noble, honesta y responsable.
Algunos ciudadanos creen que la PNC está llena de servidores públicos deshonestos o malos, yo opino lo contrario, como ciudadana y periodista he encontrado más gente buena que mala, siempre dispuesta a apoyar en momentos difíciles.
También he de decir que a pesar de su precariedad la mayoría de policías siempre se las ingenia para realizar un trabajo adecuado de prevención e investigaciones criminales que concluyen en sentencias condenatorias. ¡Gracias por su esfuerzo y compromiso!