FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / “La Hora Voz del Migrante”, viajó hasta Santa María Xalapán, en Jalapa, y esto es parte de lo que logramos observar.

LOS RELATOS DE LA DESIGUALDAD, EN EL REFLEJO DE ROSA, MARÍA, CLARA, MARVIN Y MÁS POBLADORES

Por Grecia Ortíz
gortiz@lahora.com.gt

El equipo de La Hora Voz del Migrante viajó hasta Jalapa para conocer la realidad en la que viven algunas de las aldeas y caseríos de la montaña de Santa María Xalapán, del municipio de Jalapa, ubicado a por lo menos 2 horas 30 minutos, viajando desde la ciudad capital por la carretera al Atlántico, aunque también se puede llegar por la ruta a El Salvador.

Nuestro destino se encuentra a poco más de una hora del casco urbano, en donde se localiza el Hospital Nacional de Jalapa, las oficinas del Ministerio Público, la Procuraduría de los Derechos Humanos, la Municipalidad, establecimientos educativos públicos, entre otros, así que para viajar las familias gastan en promedio Q6 por el viaje de ida y de vuelta hasta el sector urbano.

Transportarse en vehículo de doble tracción es necesario, sobre todo porque hay sectores con pendientes pronunciadas y caminos de terracería que hace mucho no reciben mantenimiento, según dicen los pobladores.

La población en Jalapa está conformada en su mayoría por mujeres, según el Censo 2018.

En Xalapán, decenas de personas apenas si tienen recursos para sobrevivir a diario (ni siquiera sueñan con devengar un salario mínimo que les permita adquirir la Canasta Básica Alimentaria), así que la salvación a la pobreza, falta de empleo y también a la corrupción como lo explican, es migrar.

Esa aseveración, contrasta con la comparación de Guatemala con 180 países del mundo en cuanto a la percepción de corrupción, porque según Transparencia Internacional, ocupa el puesto 146, es decir muy cerca de la escala considerada como “altamente corrupta”, y lejos del primer puesto que pertenece a Dinamarca.

Solo migrando, las personas señalan que han impulsado el desarrollo para sus familias y logrado sufragar el costo de los alimentos necesarios para sobrevivir, quienes no, dicen que la ayuda de programas de gobierno está condicionada, como ocurrió el año pasado, pues aseguran que les ofrecían láminas y cupones de alimentos a cambio de votar por partidos políticos.

Guatemala, además de destacarse como “el país de la Eterna Primavera”, ha resaltado por casos de corrupción y la cooptación del Estado evidenciada en su mayoría por la Fiscalía Especial Contra la Impunidad y la extinta Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).

En 2015, detuvieron al entonces presidente Otto Pérez Molina, a la exvicepresidenta Roxana Baldetti y exfuncionarios, por actos de corrupción en el Ejecutivo, Salud y otros.

Desde hace años, los titulares de medios internacionales y nacionales también han destacado a la gran cantidad de migrantes que huyen de la pobreza y condiciones de vida paupérrimas.

Así que la relación entre la corrupción y migración para las personas en Jalapa es evidente.

A continuación, una descripción de lo encontrado por La Hora Voz del Migrante, en ese municipio, que, en 2019, registró más de 600 retornos por la vía aérea desde Estados Unidos, cifra que se compara con departamentos que históricamente han sido “exportadores” de migrantes.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Doña Domitila es una de las mujeres que pertenece al grupo Esperanzas del Futuro, integrado por mujeres de Santa María Xalapán. Su hijo Damián vive en Estados Unidos.

LA FINCA DE LA GALLINA EN CREMA CON LOROCO

Antes de llegar a la cabecera de Jalapa, en el kilómetro 88 a la orilla de la carretera se puede ver la famosa hacienda vinculada a Mario Estrada (excandidato presidencial de la UCN, que cumple prisión por el delito de narcotráfico en EE. UU.), a donde llegó el expresidente Jimmy Morales para degustar un plato de “gallina en crema con loroco” el año pasado.

Posterior a la visita de Morales al lugar, Estrada fue detenido y se conoció de su intención de atentar en contra de dos fiscales del Ministerio Público y Thelma Aldana.
En las aldeas, los pobladores dicen que no se sorprendieron de las noticias, “ya lo sabíamos, sabíamos que no estaba en cosas buenas y que el Presidente había venido, nadie más iba venir hasta acá en helicóptero”.

Más adelante de la finca, el clima y paisaje característico del oriente del país se abre paso.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Doña Rosa mostró las condiciones en las que vive junto a su esposo y nietos, muy distintas a la hacienda que vimos en el kilómetro 88 a la entrada del departamento de Jalapa.

INICIO DEL RECORRIDO

Saliendo desde la aldea “El Arenal”, el equipo de La Hora Voz del Migrante acompañado de la jalapaneca Yanira Hernández representante de una organización de mujeres, también experimentó las malas condiciones del tramo carretero, es decir que sin un vehículo de doble tracción pasar por el lugar es muy difícil, aunque no imposible como pudimos observar.

Mientras se avanza hasta la aldea El Durazno, el panorama cambia, el clima que antes era árido se torna frío y las casas elaboradas con block son cada vez más escasas.

La constante son cuartos de adobe y techo de lámina.

La realidad de las familias en Santa María Xalapán en Jalapa es compleja, incluso se pudo observar a núcleos familiares de hasta 17 integrantes, todos viviendo en un espacio de 4 por 4 metros, en el que además cocinan con leña, no tienen drenajes y las letrinas son parte de esa infraestructura.

Previo a realizar el viaje, ya sabíamos del lugar y de lo que podríamos encontrar.

La migración por supuesto es parte de la vida de los habitantes de la localidad, pero como resultado de varios factores, entre pobreza, falta de oportunidades, a lo que le añaden un elemento más: la corrupción.

Si bien se observan ríos, estos tienen poca agua que es usada por algunas mujeres quienes aprovechan el líquido para lavar a la orilla en medio de piedras.

Antes esos afluentes llevaban un mayor flujo de agua, pero las sequías de los últimos años explican los pobladores que los empezó a afectar.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / El techo de la vivienda y el interior de la habitación en donde duerme la familia de doña Rosa, se ve negro por el humo de la leña que usan para cocinar.

VIVE CON MENOS DE UNA CUARTA PARTE DEL SALARIO MÍNIMO

Uno de los primeros relatos es el de María Aguilar, quien, por ejemplo, no cuenta con un hogar propio en donde vivir, así que los integrantes de su numerosa familia pagan de alquiler mensual Q125 por una vivienda de adobe y lámina que cuenta con una letrina y que precisamente es de un migrante.

El sueldo de María apenas alcanza unos Q400 al mes, pues se dedica a trabajos domésticos en los que nunca ha devengado un solo salario mínimo, su alimentación se basa en frijoles, tortillas y en muy raras ocasiones carne.

“No comemos pescado, pollo sí, pero no es seguido, tal vez cada ocho o cada quince días”.

María Aguilar, pobladora

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Doña Aubelina le contó a “La Hora Voz del Migrante” que a su hijo le gustaría seguir estudiando, pero posiblemente solo llegue hasta 6to primaria.

SI NO SE ACABA LA CORRUPCIÓN LA MIGRACIÓN SEGUIRÁ

Aunque la situación de las familias es compleja, quienes tienen o han tenido familiares en el extranjero, sí han experimentado avances, comparados a la situación de quienes se “resignan” a trabajar y ganar un sueldo que ni siquiera se compara con el salario mínimo superior a Q2 mil 900 en Guatemala.

Es decir, que, aunque dos personas trabajen en un hogar, no logran reunir la mitad del costo de la Canasta Básica Alimentaria, que el INE sitúa arriba de Q3 mil 561.52, sobre todo considerando que, aunque trabajen como jornaleros los pagos que reciben no son siempre los mismos por día de trabajo.

Mirna Cruz, en compañía de seis mujeres más originarias de El Durazno, señalan que si existieran administraciones públicas transparentes las personas no se verían en la necesidad de salir y migrar de sus comunidades, “solo los ricos se agarran todo y los pobres nada, porque el café a uno le pagan lo más bajo”.

Si no se acaba la corrupción, las mujeres aseguraron que no habrá forma de cambiar la realidad de miles de familias, “están cobrando hasta Q90 mil para irse, pero los pagan y muchos que no pasan se quedan endeudados… no se miran cambios porque en el caso de nosotras como organización vamos hasta las oficinas de la capital a dejar solicitudes y nada”.
Y es que, aunque algunos programas de gobierno han logrado llegar hasta las comunidades, estos dicen que se han politizado, “también hay otra cosa como que los trabajadores del Estado buscan a su gente para que cobre por beneficios. El año pasado dieron cupones y láminas tres días antes de las elecciones”.

Quienes no fueron a las reuniones a las que convocaron a las personas, explicaron, no recibieron ningún beneficio, a pesar de que viven en condiciones de pobreza.

Sus declaraciones contrastan con las de varias denuncias recibidas en 2019, y que fueron documentadas por varios medios y que precisamente estaban relacionadas a la entrega de cupones, coincidentemente previo a las elecciones generales de 2019.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Emiliana contó que intentó llegar a Estados Unidos el año pasado, pero fue detenida en México junto a sus dos hijos.

COMPRARON SU CASA Y UN TUC-TUC POR LAS REMESAS DE EE.UU.

Cruz, cuenta que desde hace un tiempo la organización Esperanzas del Futuro, reunió a muchas de las mujeres que viven en las aldeas del lugar, la mayoría se involucra con el objetivo de empoderarse y tratan de salir adelante.

De hecho, indicó que la organización surgió porque en 2012 murieron varios niños por desnutrición.

Al menos diez mujeres están involucradas en la preparación de café, pero la mayoría tiene un nexo con la migración.

En el caso de Cruz, expresó que su esposo regresó desde Estados Unidos hace dos años, así que de no ser por eso no tuviera su vivienda y un terreno para cultivar el café que más tarde preparan y venden en bolsas a varias tiendas.

“Tenemos un tuc-tuc que compró mi esposo, que fue a Estados Unidos… él se fue porque no teníamos un terreno en donde vivir, no teníamos nada, entonces migró por la familia, se fue cinco años, cuando estaba allá mandaba entre Q5 a Q8 mil mensuales que sirvieron para el pago de la deuda y la compra de su casa”, comentó.

Antes de migrar, el sueldo de su esposo dijo que era de Q70 a la semana, ahora que retornó, trabaja como ayudante de albañil y no devenga un salario mínimo como esperaría.

“Hubo un tiempo que se fueron familias enteras –a Estados Unidos– y se fueron algunas solo mujeres con un niño o el hombre con un niño, se iban por lo mismo de la pobreza, porque no hay oportunidades de trabajo, fuentes de empleo, porque estamos ganando Q30 o Q60 durante la semana, con eso no vive una familia”.

Cruz, contó que incluso de la organización a la que pertenecen hay mujeres que migraron, porque fue la única salida que encontraron, pues la corrupción y la pobreza, aseguraron, son parte de las razones que llevan a las personas a huir de su país.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Según pobladores, la mayoría de casas que lucen distinto en Santa María Xalapán, en Jalapa, son resultado de las remesas que envían migrantes.

SU HIJO MIGRÓ PORQUE NO ENCONTRÓ TRABAJO COMO MAESTRO

Otra de las mujeres que cambió su realidad de pobreza con las remesas, es Domitila López, que con lo que su hijo le envía desde Trenton, Nueva Jersey decidió abrir una tortillería.

Su casa también la están remodelando con parte de los envíos que recibe de Estados Unidos.

“Mi hijo se fue de mojado por la razón que caí enferma, entonces era él, el que trabajaba como chofer, pero era maestro, pero lamentablemente no consiguió un trabajo en Guatemala, no se le dio la oportunidad y por eso dijo que se iba”.

Domitila López, pobladora

Para conocer las razones que llevaron al guatemalteco a migrar, La Hora Voz del Migrante, se comunicó vía telefónica con él, con la ayuda de su madre, quien explicó que trabaja como panadero en EE. UU.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Muchas familias en El Durazno, en Santa María Xalapán, viven en casas de adobe.

GIOVANNI: LO INJUSTO ES LA FORMA DE GOBERNAR

Desde Trenton, Nueva Jersey, Dimas, contó que se graduó como maestro y aunque buscó un empleo de su profesión, esto no fue posible.

“Mi mamá fue la que se enfermó, pero nos metimos a deudas y luego, pues decidí irme y fue necesario, esto es complicado porque uno tiene que estar trabajando todos los días, no cambia nada de estar en Guatemala, lo único que aquí el pago es mejor”, destacó.

El migrante comentó que no hay duda en que la corrupción hace que las personas migren, porque esto limita los servicios de salud, educación y oportunidades que podrían recibir.

“Lo injusto de la forma de gobernar es eso porque solo se van delegando entre familiares, porque el alcalde de Jalapa (Mario Estrada) le dejó el cargo a su hijo y el que está ahora se lo va a dejar a otro familiar y así se va alimentando la corrupción”.

DIMAS –MIGRANTE-

Si tuviera la oportunidad de hablar con el presidente Alejandro Giammattei ahora mismo, el guatemalteco dice que le pediría que trabaje por los que menos tienen y que no solo les prometan.

“Es una lástima porque los guatemaltecos elegimos a la mejor persona para que nos gobierne y nos dé buenos beneficios, pero al resultado es que la corrupción está en todos lados, la corrupción también empieza por uno mismo”, destacó.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Las familias elaboran con pequeños cuadros de madera los bloques de adobe para construir sus casas.

A VECES GANA Q35 POR QUINTAL DE CAFÉ

El equipo de La Hora Voz del Migrante visitó varias viviendas de la aldea, la mayoría construidas con adobe, techo de lámina, piso de tierra, con una letrina o pozo ciego, en donde viven desde 6 hasta 17 personas en un pequeño espacio, en el que también cocinan con leña.

La casa de Rosa no es la excepción, el humo penetrante hace que quien entre a la pequeña cocina experimente molestias respiratorias, “eso es porque no están acostumbrados”, dice mientras mueve unos pequeños trozos de madera que sacan más humo, para luego destapar una olla en la que prepara de almuerzo de caldo de gallina, que asegura no es una comida muy frecuente.

El matrimonio de adultos mayores está a cargo de tres nietos, que dice se enferman con frecuencia de problemas respiratorios, por lo que van al Centro de Salud ubicado a unos 30 minutos de donde se encuentran.

“Mi esposo es jornalero y cuando hay corte de café se gana Q35 por quintal de café, entre veces lo logra y otras no, él está cerca y se va a pie… se hace como dos horas de camino, se va a las seis de la mañana, aunque otras se va más temprano”, dijo.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Brenda mostró como dejó a medio construir la pequeña habitación para ella, su esposo y su hija.

HASTA LES PIDEN DINERO PARA ENTREGARLES AYUDA

La entrevistada dice que en otras oportunidades se ha hablado que les entregarán ayuda en alimentos, no obstante, asegura que algunas personas se han aprovechado y le piden dinero a cambio de alimentos.

“Una mi nuera vendió sus pollos y nada le dieron, pero no, nada, eso fue hace tres años, nos quedamos esperando y no hace mucho, unos tres meses, una señora pidió dinero para ir a traer la ayuda que nos iban a dar”,

ROSA –POBLADORA-

El techo del dormitorio de lámina se ve negro por el humo de la leña, y las camas sencillas se mezclan con la ropa y el suelo de tierra. Aunque tienen agua entubada, no cuentan con un servicio sanitario adecuado, así que los niños y los adultos van a un sanitario con pozo ciego sin techo, solo rodeado de plástico.

Según el Censo 2018, en ese municipio 14 mil 694 hogares, usan utilizan letrina o pozo ciego.

Ella coincide con el resto de entrevistados y, asegura que no hay duda en que los responsables de que haya más pobreza son quienes solo piensan en su propio beneficio y sacan provecho de la corrupción.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / La mayoría de personas trabaja como jornalero y eso no les asegura que reciban un salario mínimo al mes.

MI HIJO QUIERE LOGRAR LO QUE SU PAPÁ NO PUDO

Su nuera, Aubelina Chavarría, también se encuentra en una condición precaria, la casa es aún más pequeña y solo tienen dos camas, una para ella y sus dos hijos.

Su esposo le envía dinero cada mes, unos Q400 mensuales, que debe administrar para comprar frijol, maíz y a veces arroz.

“Yo vivo pobremente… hoy para comer tenemos arroz y frijoles, pero es raro porque son solo frijoles, no comemos carne ni pescado porque el dinero solo alcanza para el maíz, frijol y azúcar. No tengo agua, así que en una piedra lavo; para tomar voy a la casa de una señora que me da de un pozo”, afirmó.

Aubelina, sueña con que sus hijos puedan tener estudios, de hecho, su hijo le ha dicho que le gustaría ser maestro, pero ella le dice que no se puede porque no tienen recursos.

“Mi hijo sueña con tener una casa con corredor, así bonita y yo le digo que entonces que saque sexto primaria, entonces puede lograr un trabajo y cuando sea grande puede hacerlo, porque su papá no pudo”.

Aubelina Chavarría, pobladora

Tampoco duda en que quienes se aprovechan de sus cargos, son los responsables de que tantas personas vivan en pobreza.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Las familias numerosas tienden a vivir en pequeñas habitaciones.

NO SON LAS ÚNICAS

La situación de Rosa y Aubelina, no es la única, el equipo de La Hora Voz del Migrante solo tuvo que caminar un poco más para ver más casas similares en las que niños juegan sin zapatos y se acercan con curiosidad a ver quienes llegan.

María es otra de las mujeres que vive sola con sus hijos, ella trabaja en el corte de café y vende ropa de segunda mano, pero eso apenas le alcanza para sobrevivir. Su hija, mientras, se acerca a la puerta con desconfianza, su rostro refleja el de muchos niños que viven en la pobreza.

“Vendemos ropa de segunda mano… solo uno de los niños va a la escuela… no tenemos agua potable”, dijo.

Otras viviendas cercanas se destacan, están construidas con block, ¿cuál es la razón?, las remesas que migrantes envían desde EE. UU., dicen las mujeres que acompañan a La Hora Voz del Migrante en el recorrido.

“Esa casita es de un muchacho que se fue a Estados Unidos y esta otra es de uno que regresó hace poco”, apuntaron.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Doña María no tiene una vivienda propia, así que de momento vive en la casa de una persona que ahora vive en Estados Unidos.

SI INVIRTIERAN EN LAS COMUNIDADES NO TENDRÍAN QUE HUIR

Más adelante, otras familias piden que las escuchemos.

Una de ellas es Emiliana González, sus dos hijos pequeños acercan dos sillas para que entremos, al fondo de la pequeña casa la niña enseña un conejo, el color negro del techo es resultado de años de cocinar con leña.

Ellos son parte de las estadísticas exhorbitantes cifras de migrantes detenidos en México, ella intentó reunirse con su esposo, pero no lo logró.

Ahora su esposo se hace cargo de la deuda de más de Q60 mil adquirida para el viaje.

La entrevistada, también dice que escapaban de la pobreza, que afirma es resultado de la corrupción y la falta de oportunidades en Guatemala.

“Mi esposo no tenía terreno donde trabajar, solo nuestra casita, pero él quisiera tener terreno para cosechar maíz y por eso es por lo que uno decide migrar para poder trabajar”.

Emiliana González, pobladora

Por momentos, la guatemalteca ve a un punto al vació y dice que le gustaría que su familia estuviera reunida de nuevo. Ahora, ella y sus dos hijos sobreviven con las remesas, con eso compran maíz, frijol, azúcar y jabón.

Dado que cocina con leña, dice que su hija se ha enfermado en repetidas ocasiones de pulmonía “no tenemos una habitación adecuada para cocinar; la que está baja de defensas es la niña que se enferma del estómago y sus pulmones, a veces cuando se ponen graves los llevo al centro de salud y hospital”.

Emiliana, cree que si las autoridades fueran responsables e impulsaran proyectos en las comunidades las personas no tendrían que verse en la necesidad de migrar.

Otra de las mujeres, Brenda Cruz, que acompañaban al equipo de La Hora Voz del Migrante quería mostrar cómo vivían en una pequeña casa de adobe similar a las del resto de entrevistados, incluso pudimos observar cómo su hermano preparaba la mezcla de barro que le servía para levantar las paredes de otra vivienda con ese mismo material.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / Aunque muchos de los niños si van a la escuela en Santa María Xalapán, Jalapa, cinco de cada diez en el municipio de Jalapa no lo hacen, según el Mineduc.

MADRE E HIJO PRESENTAN GRADO DE DESNUTRICIÓN

En otra vivienda, se encuentra Clara González y su familia conformada por 16 personas más, uno de ellos es su nieto, Marvin Antonio de 7 años, un niño con discapacidad motriz y que además presenta signos de desnutrición.

“Él no camina, tampoco habla, yo viera que él no puede hacer nada, entonces no puedo salir a trabajar, él come todo lo que se le da”.

Teresa Jiménez, pobladora

La madre de Marvin también fue diagnosticada con desnutrición, misma que le atribuyen a la alimentación que tienen.

FOTO LA HORA CHRISTIAN GUTIÉRREZ / La Asociación Esperanzas del Futuro, integrada por mujeres surgió hace algunos años, luego que se presentarán varios casos de desnutrición en el lugar.

EN CIFRAS

  • Un total de 626 personas fueron deportadas de Estados Unidos por la vía aérea en 2019, según el Instituto Guatemalteco de Migración.
  • La mayoría de la población en Jalapa son mujeres, según el Censo de 2018.
  • De acuerdo con el Mineduc en 2019 en el municipio de Jalapa se estima que 5 de cada 10 niños en edad escolar estudiaban.
  • En cuanto a percepción de corrupción Guatemala, ocupa según Transparencia Internacional el puesto 148 de 180 países.
  • Muchas de las familias en Santa María Xalapán, Jalapa, viven en casas de adobe, cocinan con leña y no tienen sistema de drenaje en sus viviendas.

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