Fernando Mollinedo

mocajofer@gmail.com

Guatemalteco, Maestro de educación primaria, Profesor de segunda enseñanza, Periodista miembro de la Asociación de Periodistas de Guatemala, realizó estudios de leyes en la Universidad de San Carlos de Guatemala y de Historia en la Universidad Francisco Marroquín; columnista de Diario La Hora durante 26 años, aborda en sus temas aspectos históricos, educativos y de seguridad ciudadana. Su trabajo se distingue por manejar la palabra sencilla y coloquial, dando al lector la oportunidad de comprender de modo sencillo el universo que nos rodea. Analiza los difíciles problemas del país, con un criterio otorgado por su larga trayectoria.

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Fernando Mollinedo C.

Iniciamos el mes de marzo sin olvidar que el año 2019 fue muy difícil para Guatemala en materia de seguridad y economía; puesto que, el año electoral estuvo pintado por los colores de la violencia, despilfarro, intolerancia, ignorancia legal de las autoridades presidenciales y ministeriales con el abuso administrativo y la concupiscencia.
Para la mayoría de la población fue un año de penuria por la época seca que prevaleció en el país; no hubo incentivos gubernamentales que cambiaran, aunque sea un poquito la condición económica del pueblo (me refiero al setenta por ciento de la población). La amenaza del coronavirus afecta directamente la economía en Guatemala; las importaciones disminuyen y afectan al mercado interno.

Para el gobierno de turno podría significar la abdicación de nuestra responsabilidad ciudadana: la de vigilar el uso del poder. Por ejemplo: el coronavirus mientras no se convierta en epidemia en nuestro país, le vendrá de maravilla al presidente y al gobierno, pues aprovechando esa marea informativa podría ser que tomen decisiones controversiales o abiertamente antidemocráticas para supuestamente enfocarse en ese tema.

Lo anterior, implicaría dejar en un segundo plano los problemas más serios que vive la población: los asesinatos diarios, extorsiones, desfalco del patrimonio estatal por empresas y funcionarios señalados de corrupción (contratos de obra gris), carencia de medicinas en hospitales y centros de salud, corrupción institucional, educación y muchos más.

No olvidemos que este gobierno tiene una inclinación política para beneficiar a los sectores pudientes del país y para ser electo navegó con la bandera de proyección y ayuda a la población; la Historia nos enseñó que muchos políticos y funcionarios aprovechan las crisis para dejar de lado la transparencia y la rendición de cuentas.

Con o sin coronavirus, los ciudadanos, periodistas y políticos con su peso institucional no debemos permitir que el gobierno engañe por omisión a la población y menos que entre en una zona de confort en la que solo se hable del virus para realizar negocios inmorales con las grandes farmacéuticas; debemos denunciar la ineptitud, corrupción, nepotismo, amiguismo y otros problemas que siguen su curso con o sin esa enfermedad.

Ejemplo de lo anterior fue la citación que hizo la semana pasada un diputado al Ministro de Salud quien no asistió y envió al viceministro técnico, éste no supo responder las preguntas que le hizo en relación del por qué a nivel nacional no se ha efectuado una campaña de prevención en los distintos medios de comunicación por la posible entrada de dicha enfermedad y le pidió a Dios que no venga el coronavirus.

La forma agresiva en que el diputado le habló al funcionario, gritándole con altanería no es de una persona educada pues sólo faltó chicotearlo; por otro lado, el funcionario ni pío dijo, lo que desdice de su amor propio, porque no debió tolerar que se dirigiera a él con gritos y prepotencia, ya que ser diputado no le autoriza a faltarle el respeto a nadie, por ignorante que sea, además, los funcionarios no son vasallos de los diputados.

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