Marco Tulio Trejo

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Soy periodista, comunicador social y un soñador creador de opinión pública, para hacer conciencia que permita mejorar los problemas sociales, económicos y políticos que nos aquejan y nos mantienen inmersos en una sociedad con pocas oportunidades de vida para las nuevas generaciones. Estoy convencido de la importancia que tiene la prensa, en el fortalecimiento de la democracia, para coadyuvar a la consolidación de un Estado de Derecho con una certeza jurídica y el lema de mi señor padre siempre fue: “la pluma no se vende, ni se alquila”.

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Marco Trejo

El bochornoso espectáculo que protagonizó el diputado Aldo Dávila, en una reunión que sostuvieron en el Congreso de la República, para conocer la postura del Ministerio de Salud en torno a la enfermedad del COVID-19 y su posible ingreso a territorio guatemalteco.

En dicha reunión, donde llegó uno de los viceministros de Salud Pública, el denominado o mal llamado Padre de la Patria, Aldo Dávila, intentó hacer un show mediático, tratando de menospreciar a un funcionario de alto rango en el Estado, lo cual demuestra la calidad de parlamentarios que tenemos en el Congreso de la República.

El diputado Dávila de una manera prepotente y abusiva le da una regañada pública al funcionario de Salud, la cual podría apostar que ni en su casa se la dieron sus padres.

Con la llegada de más de nuevos diputados en la novena legislatura se vislumbraban cambios en la forma de cómo se iban a manejar los nuevos huéspedes del recinto parlamentario, pero desafortunadamente no hemos visto los cambios que nos den una luz dentro del túnel.

No es posible que un Dignatario de la Nación se comporte de la manera como lo hizo Dávila, quien en muchas actividades públicas ha hablado del respeto hacia los demás y en esta oportunidad lo que hizo fue, lo que llamamos, bajar el canasto y comportarse de la peor manera que lo podía hacer.

En el artículo 161 de la Constitución se estipula que los diputados son representantes del pueblo y dignatarios de la nación, por lo tanto, son las personas que están investidas de una dignidad y por eso es que ostentan un cargo o empleo honorífico y de autoridad, situación que los pone en una condición privilegiada para comportarse con decoro y honorabilidad.

Esta definición nos da la pauta como debe comportarse un parlamentario y si un diputado se comporta de manera indigna, pierde toda autoridad moral, tal es el caso que estamos tratando. Uno de los videos que circuló en las Redes Sociales muestra un alcance de más de 300 mil personas, entre los cuales podemos decir que hay personas adultas y jóvenes, quienes observaron y comentan el pobre espectáculo.

Es impresionante escuchar en la grabación que el Padre de la Patria le pregunta al Ministro de Estado cuántos idiomas se hablan en Guatemala y como éste no le respondió le dice 22 señor viceministro, 22 y luego se toca con su dedo índice la cabeza y en forma despectiva le recalca que ponga en uso su cerebro.

No puede ser que una persona que toda su vida ha pedido respeto para los demás actúe de esta manera irracional, prepotente y despectiva. Es por esta razón que en otras latitudes del suelo guatemalteco nos ven como una sociedad del tercer mundo, donde ni las autoridades dan ejemplos de la forma de comportarse entre los hombres.

Podría ser que con mis comentarios vayan a decir que tengo algo contra el diputado Aldo Dávila, pero siento decir que no lo conozco y no he tenido el gusto de saludarlo, por lo que mi único motivo por hacer esta crítica es tratar que los políticos de este país hagan un trabajo de altura y que su función sea un ejemplo para los demás ciudadanos y que todos podamos cumplir la función que nos corresponde, pero de una manera digna y educada.

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