Por HOWARD FENDRICH undefined
WEST PALM BEACH, Florida, EE.UU.
Agencia (AP)
En los albores de la pretemporada, Stephen Strasburg conversó cerca de su casillero con Will Crowe. El Jugador Más Valioso de la Serie Mundial y un pitcher que fue invitado a los entrenamientos sin pertenecer a la nómina de los Nacionales se sentaron en un par de sillas plegables para compartir impresiones durante una de las múltiples pausas en las actividades primaverales.
Strasburg habló de «puntos finos y algunas pistas» para lanzar, según contó Crowe. Luego, el as hizo una oferta inesperada.
«Me dijo que me reuniera con él afuera, la siguiente mañana a las 8 en el montículo», contó Crowe, reclutado en la segunda ronda del draft de 2017, desde la Universidad de Carolina del Sur, y quien pasó la campaña de 2019 entre el equipo de Harrisburg de la Doble A y el de Fresno en la Triple A. «Éramos sólo él y yo, sin coaches ni otro personal. Él me vio realizar mis movimientos, trató de compartir lo que él hace y se interesó por lo que hago yo».
Los fanáticos saben lo que pueden hacer Strasburg y Max Scherzer, tres veces galardonado con el Cy Young, cuando están en la lomita con los Nacionales, cuya actividad de pretemporada se reanuda este jueves ante San Luis, tras el descanso ayer.
Pero resulta menos evidente lo que hacen detrás de las bambalinas para enseñar a los lanzadores menos experimentados en la organización. Y a esa tarea se suman también Patrick Corbin y el venezolano Aníbal Sánchez, quienes forman parte de un grupo bautizado por el manager Dave Martínez como los «Cuatro Amigos».
«Es sólo parte de ser un buen compañero y cuidar al que viene detrás. A medida que envejeces, todos los peloteros a tu alrededor parecen cada vez más jóvenes. Uno simplemente tiene que estar disponible en cierta forma. Es importante para los jóvenes que quieren hablar y hacer preguntas, porque una vez que se dan cuenta de que pueden acercarse a ti, algo que sí pueden hacer, ven que pueden aprender de cualquiera», dijo Strasburg, quien tiene 31 años y está comenzando su primera campaña bajo un convenio por siete temporadas y 245 millones de dólares.
«Puedo aprender algo de Will Crowe, simplemente porque su camino hasta este punto podría ser completamente distinto al que yo he seguido. Uno puede obtener retroalimentación útil de cualquiera en este clubhouse», aseveró Strasburg. «Ello no significa necesariamente que ellos deban escuchar todo lo que les decimos o que no escuchen otras cosas que han aprendido en el camino».
El boricua Martínez y su coach de pitcheo Paul Manhart, se refieren a Strasburg y compañía como «coaches asistentes».
Scherzer, de 35 años, desestimó el proceso como dar a otros «migajas». Y es que «cuando tú te das cuenta por ti mismo, eso es más poderoso que cuando alguien más te lo dice», razonó.
Los ases comparten consejos sobre la colocación del brazo, la forma de sujetar la pelota, las rutinas que se deben seguir entre cada apertura o las secuencias de pitcheos.
Hace años, fueron ellos quienes recibieron las recomendaciones.
Por separado, Strasburg y Scherzer dijeron que Dan Haren fue alguien que los guio cuando era su compañero. Strasburg lo conoció en Washington y Scherzer en Arizona.
«Están retribuyendo con la siguiente generación. Cuando Max entra en nuestras instalaciones de ligas menores, cuando comienzan sus entrenamientos de pretemporada, algo que ha hecho durante los últimos tres años, y les enseña… lo que hace y cómo se prepara…. es algo invaluable», consideró el gerente general de los Nacionales, Mike Rizzo. «Se levanta a las 6 de la mañana para venir acá y hablar con 50 lanzadores de las menores que quieren ocupar su puesto».