Gladys Monterroso
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«Peor que una derrota inexplicable es una victoria sin mérito». Antonio Barbosa
Nos encontramos ante la elección de un funcionario de importancia fundamental para el desarrollo del país, derivado de que el ente rector en tributación, no ha llegado a la meta tributaria, por lo que contantemente se cambia a la persona que dirige los destinos del ente recaudador.
Llama la atención la tabla de gradación, al analizarla se observa que dejan a la subjetividad de los comisionados, la mayor cantidad de la tabla: 30 puntos, a la vez preocupa que los grados académicos tengan una ínfima calificación, pero más aún, le dan igual valoración a la licenciatura y al posgrado: 15 puntos, veamos cuál es la diferencia entre la licenciatura y el posgrado, la licenciatura es un grado, y el posgrado es una especialización, por lo tanto de acuerdo a la redacción de la convocatoria, cualquiera que tenga la licenciatura de x materia, al contar con un posgrado en las áreas financiera, económica o jurídica, ya obtiene 15 puntos y puede ser Intendente aun siendo médico por dar un ejemplo.
Al continuar leyendo la convocatoria, preocupa enormemente que para Maestrías y Doctorados se asignen solamente 3 puntos para las dos ¿De qué forma se valora la meritocria? ¿Debemos entender que aun siendo una Comisión de Postulación con muy pocos Comisionados, ya vienen con el Pecado Original? Pareciera que antes de estructurar la tabla, ya se identificaban a los probables integrantes de la terna de profesionales, y que la convocatoria y la ponderación son un mero trámite, situación con la que los contribuyentes difícilmente estaremos de acuerdo, todos necesitamos estabilidad.
Las instituciones necesitan seguridad y para lograrlo los procesos de postulación deben ser ante todo objetivos, dándole el valor justo a la experiencia, la Academia y la técnica, para lograr que la Superintendencia de Administración Tributaria, logre contar con estabilidad en cuanto a sus autoridades, sin embargo observamos que en tablas de gradación, priva el subjetivismo, que bien podría abrir la puerta al compadrazgo, por lo que mal andamos.
Me he desenvuelto toda mi vida en el campo de los tributos, situación que me hace saber la historia y evolución e involución, tanto de los mismos como de las autoridades que, en determinado momento han sido responsables de la recaudación de los mismos, esta misma situación me da la autoridad para analizar entre líneas, si una convocatoria nace dirigida hacia una o más personas en particular, y no hacia la generalidad, o si es al contrario, y en el presente caso, esa es la impresión que deja la tabla de gradación, en la que se minusvaloran componentes de suma importancia para los requerimientos del trabajo a realizar, y repito, a mi criterio consta de tres elementos esenciales: La Academia, la experiencia y la técnica, aspectos casi invisibles en la presente tabla.
Adicional a lo anterior, me pregunto y no encuentro respuesta ¿Cómo en una entrevista que dure cualquier cantidad de tiempo, que se mide en horas, se pueden calificar las capacidades de una persona para dirigir tan importante institución? Me parece que no es posible, y de ahí surge la duda, si, como en las demás comisiones, todo es solamente un show para legitimar una elección al dedo (amistad o arreglo previo) aliviados estamos.
Da la impresión, que las Comisiones de Postulación, no son el método más idóneo en nuestra cultura para elegir a los funcionarios más aptos, somos un país, que no valora debidamente la gran valía de la democracia, y la hemos prostituido, de un lado de la moneda, quienes lo han hecho activamente, y del otro lado, los que lo hemos experimentado pasivamente, los que accionan y los que no levantamos la voz.
Se hace por lo tanto necesario, llamar a la reflexión a la Comisión de Postulación para elegir a la terna de la que saldrá el próximo Superintendente de la Administración Tributaria, y que analicen la tabla de gradación y la modifiquen, para valorar a los profesionales más adecuados, para dirigir la institución, en sus manos está no tener que repetir el mismo proceso dentro de un año (si es que están aún).
Necesitamos un profesional, técnico, académico y capaz para dirigir la institución, el fracaso de la misma no será responsabilidad del Presidente ni del profesional, lo será del Directorio, ojo señores, en su cancha está el balón.