Hay preocupación mundial por los efectos del virus que empezó a propagarse en China y que se ha ido regando por el mundo y los científicos aconsejan medidas de prevención para evitar mayores impactos y la pérdida de vidas humanas. La semana pasada en La Hora, los doctores Alfonso Mata y Silvio Pazzetti abordaron desde su área de conocimiento el tema e hicieron recomendaciones entre las que destaca el hecho de que sí hay que preocuparse pero que no debemos caer en situaciones de pánico, indicando pasos que debiera tomar la autoridad de Salud para contactar a los expertos chinos para entender mejor qué hacer en esos casos y también en el sector privado para buscar mecanismos para evitar contagios sin que se disminuya la productividad.
Pero lo más preocupante de lo que mencionaron ambos médicos es el hecho de que las estadísticas sobre mortalidad asociada a la nueva versión del coronavirus, que andan alrededor de 3 por ciento de los casos que se han conocido a lo largo y ancho del mundo, puede crecer de manera especial en lugares donde los pacientes puedan sufrir los efectos de la pobreza, es decir mala alimentación, falta de condiciones para la higiene y acceso directo a la atención especializada.
La desnutrición que afecta a la mitad de nuestros niños puede ser un factor de riesgo muy grande que elevaría las consecuencias fatales de una epidemia de ese tipo. Las condiciones de esos niños y de los ancianos más pobres, difieren mucho de las que prevalecen en otros países y concretamente en China, donde el sistema de salud es capaz, por ejemplo, de levantar hospitales en diez días para atender las regiones donde ha pegado con más fuerza la enfermedad.
Es importante señalar esa vulnerabilidad que hay aquí porque desde ya se tiene que estar pensando en esa población que, por su pobreza, está peor preparada para lidiar con un contagio con el virus que se expande mundialmente. Repiten los expertos que no hay que dejar que se produzca pánico que puede empeorar las cosas, pero sí es imperativo que nuestras autoridades tomen en cuenta esos factores adicionales de riesgo porque en el caso de Guatemala la situación puede ser mucho más complicada y grave que en otros países donde la sociedad no presenta tan agudos y marcados desequilibrios.
Ignoramos si las autoridades de Salud han estado ya en contacto con sus colegas en China y cuál es el nivel de preparación que han alcanzado, pero en todo caso urge extremar cuidados en las áreas de pobreza.