LIMA
Agencia (AP)
Simpatizantes de las peleas de gallos y corridas de toros marcharon ayer por las calles de Lima, unos días antes que la justicia inicie un debate para decidir si declara ilegales ambas actividades.
«Es parte de nuestra cultura», dijo Carlos Castillo, empresario de corridas de toros y uno de quienes caminaron por la capital peruana.
El martes 25 de febrero el Tribunal Constitucional iniciará la discusión de una demanda presentada por defensores de los animales, pero no se sabe si darán conocer su decisión en esa fecha.
Si el Tribunal Constitucional acepta la demanda presentada en 2018, se castigaría con hasta cinco años de cárcel a quienes provoquen la muerte de los animales.
En la marcha se observó más simpatizantes de peleas de gallos y pocos defensores de corridas de toros, pero los dos grupos se han unido porque una decisión judicial podría afectarlos a ambos. Uno de sus argumentos es que una costumbre que empezó con la llegada de los españoles en el siglo XVI.
En Perú existen más corridas de toros que días del año: alrededor de 540, la mayor cifra de toda América Latina, según la Agenda Taurina, la mayor guía de toros del país.
Además, hay unos 1 mil 700 coliseos donde hay peleas de gallos, según la Unión de Galleros del Perú.
Los defensores de los animales piensan que en realidad las corridas de toros y peleas de gallos son crueldad pura y anacrónica en una época donde los animales también tienen derechos.
La organización animalista Perú Antitaurino dijo en su cuenta oficial de Twitter que tiempo atrás «los países civilizados prohibieron los espectáculos de peleas de perros contra osos, toros y otros animales por denigrar a la humanidad».
Andrés Franco, un peruano de 25 años que observaba de forma espontánea la marcha de los simpatizantes de las peleas de gallos, dijo que «nadie tiene el derecho de quitarle la vida a un animal y más aún por simple diversión».