Por JENNA FRYER
DAYTONA BEACH, Florida, EE.UU.
Agencia (AP)
Neumáticos arriba, el auto de Ryan Newman cruzó la meta. El Ford iba envuelto en llamas y chispas, en una imagen aterradora que recordó los peligros de un deporte que, sin embargo, acumula en esta categoría casi dos décadas sin un accidente mortal.
Simultáneamente, Denny Hamlin hizo historia con su segunda victoria consecutiva en las 500 Millas de Daytona. Se impuso en una prórroga y con un final de fotografía sobre Ryan Blaney.
Pero la celebración se fue apagando, a medida que se propagaban las noticias sobre el accidente sufrido por Newman.
«Creo que a veces damos por sentado que estos autos son seguros», dijo Hamlin. «Pero en primer lugar oramos por Ryan».
Un par de horas después del accidente, la NASCAR informó que Newman se encontraba grave en el cercano Centro Médico Halifax. Sin embargo, precisó que las lesiones no ponían en riesgo su vida.
La espera de noticias resultó tensa para los pilotos y los fanáticos de la NASCAR. Durante el tiempo transcurrido entre el accidente y el primer parte médico, el presidente estadounidense Donald Trump recurrió a Twitter para expresar su preocupación.
Un día antes, Trump asistió a la carrera como «grand marshal». En esa condición, dio la orden a los pilotos para que encendieran sus motores, y dio una vuelta por el Daytona International Speedway, antes de que la carrera se pospusiera por la lluvia.
«¡Oramos por Ryan Newman, un grande y valiente piloto de la @NASCAR!», tuiteó Trump. Newman figuró entre varios pilotos de la NASCAR que asistieron en 2016 a un acto proselitista de Trump en el estado de Georgia, cuando todavía no era presidente.
La NASCAR optó por cancelar el resto de la celebración tradicional en el carril de ganadores, luego de la tercera victoria de Hamlin en la Daytona 500, ante el accidente de Newman.
Diecinueve años después de que Dale Earnhardt murió en la última vuelta de la Daytona 500 de 2001, aquel laureado piloto sigue siendo el último que pereció en una carrera de la máxima categoría de la NASCAR.
Newman había tomado la punta en la vuelta final, cuando el parachoques de Blaney alcanzó por detrás a su Ford. El bólido de Newman impactó el muro de contención, antes de volcar, dar varias vueltas, ser embestido del lado del piloto por otro vehículo y deslizarse sobre la línea de meta, en una bola de fuego.
Pasaron varios minutos antes de que el auto fuera colocado con los neumáticos sobre el piso. El ganador de la Daytona 500 en 2008 fue llevado a una ambulancia que se había aproximado y que lo trasladó directamente al hospital. El Mustang quedó prácticamente destruido, con daños evidentes en la jaula diseñada para proteger la cabeza del conductor.
Varios pilotos se mostraron conmocionados, incluido Corey LaJoie, cuyo bólido hizo contacto con el de Newman cuando daba volteretas por el asfalto.
«¡Demonios!, espero que Newman esté bien», tuiteó LaJoie. «Éste es el peor escenario posible, y yo no encontré otro lugar por el cual seguir en medio del humo».
Hamlin es el primer piloto desde Sterling Martin en 1995 en conquistar en temporadas consecutivas la «Gran Carrera Estadounidense». Su victoria del año pasado formó parte de una barrida por parte de Joe Gibbs Racing, que hizo el 1-2-3, y desató un año de celebraciones en que los pilotos de dicha escudería se coronaron en 19 carreras, una cifra sin precedente, y se alzaron con la copa.
Pero su festejo se ensombreció ayer.
Hamlin dijo que desconocía la situación de Newman cuando comenzó a celebrar, describiendo varios trompos en el césped. No fue sino hasta que Fox Sports le dijo que no lo entrevistaría, cuando el piloto ganador supo que el accidente de Newman era grave.
«Es una situación rara, en que la emoción y felicidad que siente uno contrasta con la salud y la familia de alguien, lo cual es más importante que cualquier victoria deportiva», indicó. «Simplemente esperamos lo mejor».
Joe Gibbs, el dueño de la escudería triunfadora, se disculpó por la celebración.
«No sabíamos nada hasta que llegamos al carril de la victoria… Todos oramos ahora por él», indicó.
De nueva cuenta, Gibbs tiene el equipo a vencer en la NASCAR.
Con su triunfo, Hamlin se unió a seis pilotos miembros del Salón de la Fama que han ganado tres veces o más la Daytona 500. Empató a Dale Jarrett, quien dio a Gibbs su primer triunfo en la Daytona 500 en 1993, así como a Jeff Gordon y Bobby Allison, en esa lista selecta.
Cale Yarborough acumula cuatro triunfos en la carrera, y Richard Petty posee el récord con siete victorias.
El domingo, apenas por segunda vez en 62 años, la lluvia obligó a posponer la carrera, en una jornada en que el presidente Donald Trump visitaba el circuito. Antes del cierre, la carrera se detuvo dos veces por banderas rojas, y hubo dos prórrogas.
Y a unos metros de la línea de llegada, cuando peleaba palmo a palmo con Ryan Blaney, Newman perdió la delantera y el control del vehículo. El margen de victoria de Hamlin fue de apenas 14 milésimas de segundo.