Gladys Monterroso
licgla@yahoo.es

“Las insurrecciones son como las olas del mar, que se suceden unas a otras.”
Gabriel García Márquez
(el General en su Laberinto)

El Presidente del Salvador, desde el momento que ganó la presidencia ha sido noticia para bien o para mal, llama poderosamente la atención su última acción al frente del gobierno de aquel país por las repercusiones políticas y mediáticas que ha tenido.

El problema de sus actos observo, es la forma, el continente de los mismos, sus acciones pueden ser buenas o no, el problema y lo que genera la noticia, es la manera y el autoritarismo con el que actúa, autoritarismo que no es propio en países de corte democrático como pretenden serlo los centroamericanos.

El hecho de intentar obtener el préstamo requerido por la fuerza no es aceptado, porque carece de la diplomacia propia de los actos de gobierno, según noticias de prensa internacionales el Presidente del Salvador irrumpió el fin de semana en el Congreso, la sola palabra irrumpir denota violencia, porque es su significado, además lo hizo  escoltado por militares con rifles de asalto con el objetivo implícito de presionar a los diputados, con el fin de que le aprueben el préstamo de 109 millones de dólares para equipar a las fuerzas de seguridad.

El problema de los préstamos tanto personales como estatales, es adquirir deuda pública que hipoteca inmisericordemente el futuro de la sociedad, desconozco si el señor Bukele tiene conocimiento del impacto de la deuda pública para el futuro de una nación, pero es un mal, la mayoría de las veces sin solución.

El Presidente del Salvador convocó a una asamblea extraordinaria al Legislativo, a lo que los diputados no accedieron por no considerarlo necesario, Bukele consideró que habían faltado a un mandato del Consejo de Ministros, y derivado de que la Constitución de aquel país contempla la posibilidad de que se produzca una insurrección popular contra quienes detenten los derechos de los ciudadanos, el Presidente interpretó que en nombre de la población, él acompañándose de las fuerzas de seguridad podría amedrentar a los legisladores, situación que ha creado una crisis en el país hermano.

El mensaje que podemos observar tiene varias variables, entre una de las más importantes es el actuar con madurez, actitud que no se observa en el señor Bukele, otra la forma de expresarse autoritariamente, la última es manifestar que los procesos establecidos para obtener algo deben ajustarse a los requerimientos de una persona, sin importar que sea el mandatario.

Veamos es cierto que vivimos en sistemas eminentemente presidencialistas, pero también es cierto que todo tiene límites, los Presidentes pueden lograr sus objetivos, respetando la separación de poderes, situación que no se observa en el actuar constante del Presidente del Salvador.

La misma directora de Amnistía Internacional, condenó el que llamó ostentoso despliegue militar y policial argumentando que dichas acciones “nos recuerda las épocas más sombrías de la historia de El Salvador y emite una alerta internacional sobre el futuro de los derechos humanos en el país”, resaltó la funcionaria.

Todo lo anterior llama la atención, por la forma de actuar del Presidente del país hermano, derivado de que desde que llegó a la presidencia, aunque a algunos les gusta su forma con desparpajo de actuar, a otros no les parece propio de un Presidente, los más temen que se constituya su gobierno en una dictadura por sus mismas acciones un tanto autoritarias, recordemos que el autoritarismo fácilmente se puede convertir en dictadura, y ese es el mensaje que dejan las acciones del Presidente, si no hacen lo que queremos por las buenas, les obligaremos a que lo hagan por la fuerza, eso es precisamente lo que llama la atención esa falta de equilibrio en las actuaciones, más propias de un jovencito millennials, que del mandatario electo popularmente en elecciones democráticas, cuando el orden constitucional se trata de romper, los resultados no siempre son los mejores para la sociedad en general, que a lo más que aspira, es a vivir en paz.

Gladys Monterroso

licgla@yahoo.es

Abogada y Notaria, Magister en Ciencias Económicas, Catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Diploma otorgado por la Corte de Constitucionalidad en 2005, como una de las Ocho Abogadas Distinguidas en Guatemala, única vez que se dio ese reconocimiento, conferencista invitada en varias universidades de Estados Unidos. Publicación de 8 ediciones del libro Fundamentos Financieros, y 7 del libro Fundamentos Tributarios. Catedrática durante tres años en la Maestría de Derecho Tributario y Asesora de Tesis en la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de San Carlos de Guatemala.

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