Por KEN MORITSUGU y MARI YAMAGUCHI
BEIJING
Agencia AP
Los principales investigadores del Partido Comunista de China atendían hoy «temas relevantes planteados por la población» sobre un médico que recibió amenazas de la policía después de hacer pública su preocupación por el nuevo virus y que ahora ha muerto a causa de él. El anuncio realizado hoy por el partido se produjo tras la polémica en internet por el trato dado por el gobierno chino al doctor Li Wenliang.
El número de muertos en China continental ascendía al menos a 636. El brote ya ha infectado a más de 31 mil 400 personas en todo el mundo.
El doctor Li Wenliang, de 34 años, había trabajado en un hospital ubicado en el epicentro del brote, la ciudad de Wuhan, en el centro de China. Fue uno de los ocho profesionales médicos de la ciudad que trataron de advertir a sus colegas y a otros cuando el gobierno no lo hizo, con un mensaje el pasado 3 de diciembre en su cuenta de Weibo, una red social similar a Twitter, que decía que había visto una muestra que indicaba la presencia de un coronavirus similar al síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés). Ese brote mató a casi 800 personas en un brote en 2002-2003 que el gobierno trató inicialmente de ocultar.
La policía local lo visitó un mes después y le obligó a firmar un comunicado admitiendo que había difundido falsedades, advirtiéndole de sanciones si seguía adelante.
El brote del nuevo virus se ha propagado a una veintena de países, desatando restricciones de viaje y cuarentenas en distintas partes del mundo, además de una crisis dentro del país de 1 mil 400 millones de habitantes.
«Nos entristece profundamente el fallecimiento del doctor Li Wenliang. Todos debemos rendir homenaje a la labor que realizó» sobre el virus, tuiteó la Organización Mundial de la Salud.
En la madrugada de hoy, menos de media hora después del anuncio de que Li –que a principios de enero había reportado sus síntomas por redes sociales– se encontraba en estado crítico, el hospital recibió cerca de 500 mil comentarios, muchos de personas que deseaban su recuperación.
«No nos vamos a ir a dormir. Estamos a la espera de un milagro», escribió una de ellas.
Dos cruceros atracados en Hong Kong y Japón con miles de pasajeros y tripulantes permanecían bajo cuarentenas de 14 días. Japón informó de 41 nuevos casos en uno de los barcos, anclado en el puerto de Yokohama, y rechazó la llegada de otro trasatlántico de lujo.
Antes de que se confirmaran los 41 casos el viernes, 20 pasajeros infectados fueron evacuados de la embarcación Diamond Princess en Yokohama, cerca de Tokio. Unas 3 mil 700 personas están recluidas en el barco.
El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, anunció el jueves que el país denegará la entrada a los pasajeros extranjeros de otro crucero _ el barco Westerdam, de Holland America, que viaja a Okinawa desde Hong Kong _ por la sospecha de que a bordo viajan posibles pacientes. El operador de la embarcación, con sede en Seattle, negó que ninguno de sus ocupantes padeciese el virus.
Según Abe, la nueva política migratoria que entrará en vigor el viernes para garantizar el control fronterizo que impida que la enfermedad entre y se propague aún más por el país.
En China, un recién nacido que dio positivo con 36 horas de vida se convirtió en la persona de menor edad infectada con el virus. El número de casos confirmados en todo el mundo asciende a más de 31.000. La forma en la que se contagió el bebé no estuvo clara de inmediato.
«El bebé fue separado de la madre inmediatamente después de nacer y estaba bajo alimentación artificial. No hubo contacto directo con los padres, pero se le diagnosticó la enfermedad», dijo Zeng Lingkong, director de enfermedades neonatales del hospital infantil de Wuhan, a la televisión china.
Según Zeng, otras madres infectadas dieron a luz a hijos sanos, por lo que todavía no se sabe si el virus puede transmitirse durante la gestación.
El presidente chino, Xi Jinping, habló por teléfono con el presidente Donald Trump, quien dijo que Estados Unidos estaba trabajando estrechamente con China en la lucha contra el brote.
Xi instó a Estados Unidos a que «responda razonablemente» al brote, haciéndose eco de las quejas de que algunos países están actuando de manera exagerada al restringir a los viajeros chinos. Esas quejas llegan incluso cuando China mantiene a unos 50 millones de residentes de la ciudad más afectada de Wuhan y sus alrededores bajo cuarentena indefinida.
La Casa Blanca señaló que Trump «expresó su confianza en la fortaleza y resistencia de China para enfrentar el desafío» del virus.
En las últimas semanas, Wuhan ha construido dos nuevos hospitales prefabricados y está adaptando gimnasios, centro de convenciones y otros espacios para acoger a pacientes con síntomas leves. Las autoridades enviaron además a miles de trabajadores médicos civiles y militares a la ciudad.
Sin embargo, los que están dentro de una zona de cuarentena que afecta a unos 50 millones de personas, hablan de un sistema de salud completamente sobrepasado.
Chen Jiaxin, de 22 años, contó a The Associated Press por teléfono desde Wuhan que su padre cayó enfermo el 28 de enero pero tuvo que regresar a su casa porque no fue aceptado en ningún hospital. Cuando llamó a una ambulancia luego de que la fiebre que padecía su padre aumentó el jueves en la mañana, le dijeron que tenía 400 personas esperando delante de él, agregó Chen.