Por JONATHAN LEMIRE
WASHINGTON
Agencia AP
Ante un Congreso y un país profundamente dividido por el juicio político, el presidente Donald Trump exaltó ayer en su discurso del Estado de la Unión la «gran recuperación de Estados Unidos», tres años después de lamentar lo que describió como la «masacre estadounidense» de su predecesor.
Las disputas entre partidos quedaron patentes mientras el primer presidente en buscar la reelección en medio de un juicio político pedía un nuevo mandato. Los legisladores republicanos corearon «Cuatro años más». La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, rompió su copia del discurso de Trump en cuanto el mandatario terminó su intervención.
«Los enemigos de Estados Unidos están huyendo, las riquezas de Estados Unidos aumentan y el futuro de Estados Unidos resplandece», declaró Trump. «En apenas tres años hemos destruido la mentalidad de un declive estadounidense y repelido el angostamiento del destino de Estados Unidos. Estamos avanzando a un ritmo inimaginable hasta hace poco ¡y no vamos a retroceder nunca!».
Fijando sus parámetros de éxito y afirmando que los había superado, Trump pasó de la «masacre estadounidense» de aquel mensaje de asunción a exaltar la «gran recuperación de Estados Unidos», exponiendo los logros económicos del país como su principal argumento para un segundo periodo.
Trump dedicó gran parte del discurso a destacar la fortaleza de la economía, incluido un bajo desempleo, y destacó la manera en que se ha beneficiado a las clases trabajadora y media, aunque el periodo de crecimiento comenzó con su predecesor Barack Obama. Y lo que Trump describe como un auge sin precedentes no difiere en muchos aspectos de la solidez económica que heredó de Obama. El crecimiento económico alcanzó 2,3% en 2019, igualando el ritmo promedio desde el final de la Gran Recesión hace una década en el primero de los ocho años de gobierno de Obama.
Trump ensalzó los nuevos acuerdos comerciales que ha negociado, entre ellos el de fase uno con China y el Tratado México-Estados Unidos-Canadá, suscrito el mes pasado.
Trump pronunció su discurso en la Cámara de Representantes, ubicada en el lado opuesto del Capitolio de donde el Senado tiene previsto el miércoles en una proporción partidista. La primera mitad de su discurso televisado a nivel nacional se caracterizó por el optimismo, sin mencionar el juicio político que ha desgastado a Washington, recitando una lista de logros y compromisos.
Sin embargo, la división partidista al interior de Washington quedó representada por la mujer que se encontraba a su izquierda y que también sobresalía en las tomas de televisión.
Pelosi, una piedra en el zapato de Trump que autorizó el juicio político en el que se acusó al mandatario de abusar de su autoridad al presionar a Ucrania a investigar a un rival político, creó hace un año una imagen viralizada con lo que parecía su aplauso sarcástico del presidente.
Esta vez fue aún más explícita al romper la transcripción del discurso.
Trump no se mostró más cordial. Cuando subió al estrado, no estrechó la mano tendida de Pelosi, aunque no estaba claro si la había visto. Más tarde, entre frecuentes vítores de los republicanos, ella se mantuvo en su asiento y en ocasiones negaba con la cabeza en respuesta a las palabras de Trump.
Cuando se marchó, dijo a la prensa que romper el discurso era «lo más cortés, dada la alternativa». Los republicanos tacharon su acción de falta de respeto.