Edith González
1824: “El efecto invernadero retiene el calor en la atmósfera”
Jean Baptiste Joseph Fourier (1768-1830)
En la lejana Australia los bosques arden, miles de especies, entre ellos los koalas propios de la región. Los imponentes bosques desaparecen en cosa de minutos por las arrasadoras llamas de kilómetros de kilómetros. Más o menos 100 mil kilómetros cuadrados, es la extensión de los bosques destruidos por el fuego en Australia en menos de tres meses. Casi la extensión territorial de Guatemala.
En una región más cercana, Los Ángeles, en Estados Unidos, se ha determinado que ya no hay sombras y que el asfixiante calor genera infinidad de complicaciones de salud. Brasil en nuestra América fue escenario de gigantescos incendios que provocaron destrucción en el mayor pulmón del planeta, la Amazonía y que sigue ardiendo.
En un escenario técnico, los expertos dan a conocer que el 2019, recién días atrás, fue el año más caluroso de los últimos veinte años, superado sólo por el 2016. Muchos de nosotros no llegamos a comprender esta realidad que nos genera el cambio climático y que nos acerca a situaciones que pueden provocar tragedias humanas.
En Los Ángeles se acuña la frase: “la sombra es una mercancía de alto precio…” En esa superpoblada ciudad hay momentos en el día que las sombras ya no existen. Las autoridades locales decidieron “sembrar” árboles en las 750 paradas del transporte público para lograr sombra en las horas pico del agobiante calor y dar protección a los usuarios.
Los anteriores informes muestran significativos y duraderos patrones locales o globales del clima, las causas pueden ser naturales, como variaciones en la energía que se recibe del sol, erupciones volcánicas, circulación oceánica, procesos biológicos…, o puede ser causada por las actividades humanas a través de la emisión de CO2 y otros gases que atrapan calor, o alteración del uso de grandes extensiones de suelos que causan, finalmente, un calentamiento global.
En Guatemala son recurrentes los grandes incendios forestales en Petén y la Costa Sur. Muchas veces se trata de fuegos por combustión espontánea y otras veces por descuido. Pero sea cual sea su procedencia nos genera ya incendios que no son fáciles de sofocar y con ello se daña el ambiente.
“Hace algunos años el ingeniero Eddy Sánchez a la sazón director del ente regulador del clima en el país, se quejaba que ‘pareciera ser que nadie tiene interés en este tema…’”
Sin embargo, los instructores de los Bomberos Municipales Departamentales se encuentran impartiendo a los 3 mil 500 elementos de su institución en todo el país un taller para uso y manejo de equipo para control de incendios forestales y equipo para la aplicación de espuma para incendios, buscando estar preparados y actualizados para poder hacerle frente a esta situación, con la esperanza que las nuevas autoridades generen los recursos necesarios, para evitar ver a nuestro país arder, con el consiguiente daño, pensando en la vida y el planeta estamos heredando a las futuras generaciones.