Oscar Clemente Marroquín

ocmarroq@lahora.gt

28 de diciembre de 1949. Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Periodista y columnista de opinión con más de cincuenta años de ejercicio habiéndome iniciado en La Hora Dominical. Enemigo por herencia de toda forma de dictadura y ahora comprometido para luchar contra la dictadura de la corrupción que empobrece y lastima a los guatemaltecos más necesitados, con el deseo de heredar un país distinto a mis 15 nietos.

post author

En estos últimos días las noticias internacionales reportan algunos hechos que evidencian la manera en que se han ido perdiendo los valores en casi todas las sociedades y cómo es que la corrupción se extiende y termina siendo una práctica generalmente aceptada. Escandaliza, por ejemplo, conocer la actitud del gigante de la aeronáutica, Boeing, por la forma en que sus más altos ejecutivos decidieron, para preservar el valor de las acciones en la bolsa, esconder informaciones y estudios técnicos que alertaban sobre los graves peligros que representaba el sistema de navegación automática en los aviones 737-800 MAX, y que cobraron numerosas vidas en accidentes que pudieron evitarse y que, finalmente, obligaron a suspender los vuelos de esas naves.

Menos trágico, pero no menos significativo en términos de evidenciar la podredumbre es el escándalo que se ha dado con la sucia práctica del equipo de béisbol Astros de Houston que les permitió una notable cadena de triunfos en los últimos años. Usando tecnología de punta diseñaron un sistema que les permitía alertar a sus bateadores sobre el tipo de lanzamiento acordado por la batería (pitcher y catcher del otro equipo), gracias a lo cual no sólo ligaron numerosos triunfos sino que sus bateadores alcanzaron cifras impresionantes. Ello se sumó a lo que hace algún tiempo se conoció sobre las mañas del equipo de Nueva Inglaterra en el futbol americano, gracias a lo cual se coronaron campeones.

Esta semana se supo del comportamiento de sacerdotes de la orden Legionarios de Cristo, quienes durante décadas abusaron de niñas en un colegio católico de Cancún, gozando de la protección de las autoridades de la orden religiosa que, a su vez, fue protegida durante años por el Vaticano durante la gestión de Juan Pablo II, quien acogió al cura Marcial Maciel en Roma para evitar que fuera castigado por la justicia.

Conocidos son los escándalos financieros en el mismo Vaticano y la lucha del Papa Francisco para erradicar esos vicios, tanto el financiero como el de los abusos sexuales, lo que lo enfrenta a corrientes “conservadoras” que se oponen tenazmente a sus acciones, como se opusieron a lo que intentaba Benedicto hasta hacerlo renunciar.

En todo el mundo proliferan los actos de corrupción y la humanidad se está acostumbrando a convivir con ella y verla como la cosa más normal del mundo, tanto así que cuando alguien educa a sus hijos de acuerdo a los viejos valores, les está poniendo una vida muy difícil porque cuesta mucho avanzar, no digamos sobresalir, sin caer en esas oscuras prácticas que la humanidad empieza a ver como la cosa más normal del mundo.

Obviamente el caso de Boeing es paradigmático, como el de los abusos contra menores, por las víctimas mortales y las que quedan marcadas para toda su vida, pero cuando uno ve la tolerancia que la opinión pública muestra hacia políticos que no ocultan sus tendencias abusivas y corruptas, piensa si este nuevo “orden mundial” no nos está llevando de cabeza al despeñadero y si será que las futuras generaciones tendrán que aprender a ser mafiosas para subsistir en un mundo donde se busca afanosamente el éxito, medido en términos de la fortuna acumulada, sin que importen las formas y los modos usados para amasarla.

Artículo anteriorLas comodidades de tener a su Fiscal
Artículo siguientePreocupa la justicia