Sandra Xinico Batz
sxinicobatz@gmail.com
Guatemala es uno de los países de Latinoamérica que menos invierte en educación. Su asignación no supera el 3% del Producto Interno Bruto. Las condiciones materiales son precarias y el sistema educativo en general es mediocre. Es comprobable que no se trata únicamente de la educación pública, sino del sistema entero, que está construido para hacernos incapaces de comprender el origen del país y la sociedad en que vivimos. Contrario a liberarnos, la educación nos ata a las necesidades de los ricos y poderosos, que como patrones ordenan lo que les conviene que “aprendamos”. El pensamiento crítico es anulado, y en lugar de ser más conscientes de la realidad, estamos constantemente bombardeados por la desinformación y manipulación que nos hace funcionales al fascismo y adoctrinamiento.
Hace unas semanas, el (ahora) exministro de Educación (Oscar Hugo López), informaba sobre la actualización del Currículo Nacional Base (CNB) de primaria (Acuerdo Ministerial 3833-2019, 30 de diciembre de 2019). Se jactó de haber promovido una actualización que no se daba desde hace diez años. Muchas maestras y maestros se enteraron de la actualización hasta que inició el ciclo escolar 2020, en el cual se supone que ya deberían desarrollarla. Una de las preocupaciones que ha generado estos cambios, es la eliminación como tal de la materia de Estudios Sociales, en las mallas curriculares de primero a cuarto grado de primaria. Las dudas y cuestionamientos que esto provocó, hicieron que las autoridades se pronunciaran para indicar que la materia no desapareció, sino que “sólo” cambió de nombre pues se integró a otras; si esto fue lo que ocurrió, entonces ¿qué tipo de actualización es la que se dio si solamente cambiaron los nombres de las materias? ¿Qué sentido tendría invertir tres años de “trabajo” en una actualización de forma y no de fondo?
Estas autoridades además de mentir con respecto a que “sólo” cambió el nombre de una materia, omiten el hecho de que esta “actualización” responde a un proceso que se ha venido impulsando en los distintos niveles del sistema educativo, con la intención de debilitar el estudio y conocimiento de las ciencias sociales, para reducir el tiempo de aprendizaje de la historia. Al revisar el CNB de primaria, podemos percatarnos de que no sólo no se profundiza en la historia de Guatemala, sino que se da prioridad, en los dos últimos años de este nivel, al “emprendimiento para la productividad”, materia en la que el estudiantado “aprende” la conceptualización del dinero.
Ningún gobierno de la era democrática de Guatemala ha iniciado su gestión invirtiendo en educación o esforzándose verdaderamente para mejorar la calidad de la educación pública. En tiempos de “paz”, los gobiernos democráticos siguen invirtiendo millones de quetzales en un ejército cooptado por el crimen organizado y el narcotráfico.
La militarización es una estrategia de control, que utiliza la violencia, el terror y la violación de derechos humanos para infundir una falsa idea de seguridad. Esta no resolverá nuestros problemas, nuestra historia lo comprueba y por eso necesitamos aprender de ella.