El presidente de Irak, Barham Salí. FOTO LA HORA/DPA/EUROPA PRESS/ AMEER AL MOHMMEDAW.

MADRID
Agencia DPA/Europa Press

El presidente de Irak, Barham Salí, ha condenado hoy el ataque iraní contra bases en Irak con presencia de tropas de Estados Unidos y ha pedido que no se convierta al país «en un campo de batalla para las partes en conflicto».

Las bases iraquíes de Al Asad y Erbil han sido objeto en la madrugada de hoy de ataques con misiles lanzados por Irán en respuesta a la muerte del general iraní Qassem Soleimani, fallecido en un ataque estadounidense en el aeropuerto de la capital iraquí, Bagdad.

«Estamos siguiendo con gran preocupación los peligrosos acontecimientos que tienen lugar en la región y condenamos los ataques con misiles por parte de Irán que han alcanzado instalaciones militares en Irak», ha dicho.

Así, ha rechazado «la reiterada violación de la soberanía nacional» del país y ha recalcado que «Irak ha declarado previamente su negativa a ser un punto desde el que se lancen ataques contra cualquier país».

Salí ha apuntado que el país se niega además «a ser una fuente de amenazas para cualquiera de sus vecinos» y ha agregado que Irak quiere ser «un pilar de estabilidad y un espacio para la convergencia de intereses entre los pueblos de la región».

«La presencia de las fuerzas de la coalición internacional en Irak tuvo lugar según los acuerdos alcanzados entre el Gobierno iraquí y los países que integran la coalición, formada para combatir el terrorismo», ha recordado.

En este sentido, el mandatario iraquí ha resaltado que «el destino de la presencia de estas fuerzas es un asunto iraquí que concierne al Gobierno iraquí y al Parlamento iraquí», según ha informado la agencia local de noticias NINA.

Por último, ha pedido a todas las partes que «ejerzan la contención» y «den prioridad al lenguaje del diálogo y no sean arrastrados a una guerra abierta que amenaza la seguridad y la paz en la región y el mundo».

Un responsable de la Guardia Revolucionaria de Irán ha asegurado que los ataques han matado al menos a 80 militares estadounidenses, si bien Washington no ha facilitado por ahora un balance de bajas.

Por su parte, las fuerzas de seguridad iraquíes han señalado que los ataques no han causado bajas en las Fuerzas Armadas del país.

LA MUERTE DE SOLEIMANI

Soleimani murió junto al ‘número dos’ de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), Abú Mahdi al Muhandis, y varios milicianos iraquíes y militares iraníes en un bombardeo ejecutado por Estados Unidos en el aeropuerto de la capital de Irak, Bagdad. El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, prometió una «dura venganza» en respuesta.

Washington argumentó que llevó a cabo el ataque «para proteger al personal estadounidense en el extranjero», a raíz de las protestas contra su Embajada en Bagdad en protesta por otro bombardeo en el que murieron 25 miembros de las FMP.

Los bombardeos contra las FMP fueron ejecutados en respuesta a la muerte de un contratista estadounidense en un ataque con proyectiles contra una base militar situada cerca de Kirkuk.

El Gobierno iraquí ha condenado estos ataques por parte de Estados Unidos y ha recordado que las FMP son un elemento fundamental en la lucha contra Estado Islámico.

En este sentido, ha denunciado que los bombardeos fueron llevados a cabo de forma unilateral y violando los acuerdos alcanzados con la coalición internacional que lidera Washington en la lucha contra los yihadistas.

Por ello, el Parlamento iraquí aprobó el domingo una moción que exige la expulsión de las tropas estadounidenses del país y obliga al Gobierno a comprometerse a hacer público cualquier acuerdo que alcance en el futuro para la presencia de asesores y formadores militares extranjeros.

Durante la jornada del lunes, el Ejecutivo iraquí limitó las actividades de la coalición internacional y las redujo a los trabajos de entrenamiento y asesoría, prohibiendo sus movimientos por tierra y aire.

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