Luis Fernández Molina
Como saludo de bienvenida y baño frío que nos devuelve a la cotidiana realidad, se reanudan las actividades de las comisiones en medio de extendida confusión entre la población que está llegando al hartazgo. Para mejor entendimiento es menester hacer distingos entre conceptos similares, así:
A) Son dos Comisiones. La reanudación de actividades tiene diferente agenda cada una de las comisiones (para CSJ y para Apelaciones). En la de Apelaciones (Murphy) continuarán en el punto en que suspendieron por orden de la CC; seguirán casi igual salvo los ajustes por los nuevos punteos que enviará el Consejo de la Carrera Judicial (CCJ) por las evaluaciones ordenadas por la CC. El trayecto es más empinado para la comisión de la CSJ (Serrano); deben volver al principio porque estaba “mal integrada” por la elección anómalo que hicieron los magistrados. Todo el trabajo hecho se va a la basura. ¡Qué pena! Sobre todo, por los decanos (que no tuvieron participación en la citada anomalía) e integran ambas comisiones. Cabe resaltar la importancia de cada comisión; contrario al sentir de la mayoría, la de Salas es más importante pues resuelven en segunda instancia de todos los juicios (que apelan) en cambio el margen de acción de la CSJ es cada vez más limitado y tiene tintes más políticos.
B) Dos sectores de Abogados. El parón que ordenó la CC afectó a todos los postulantes, pero tenía dedicatoria especial hacia aquellos -de ambas comisione- que son jueces o magistrados. Por los otros, los abogados litigantes o independientes, no había problema. Para evaluar a estos últimos los comisionados no tienen las limitaciones que sí aplican respecto de los postulantes que actualmente son parte del Organismo Judicial, los que deben ser evaluados internamente por el CCJ conforme los parámetros contenidos en el artículo 32 de la Ley de la Carrera Judicial. Los abogados independientes debían presentar su expediente directamente en la zona 8 (Mesoamericana) en cambio el expediente de los jueces debía salir de la zona 9 (Edificio El Jade, sede de la CCJ).
C) Diferentes Evaluaciones. La evaluación anual y quinquenal que hace (o ¡debería hacer!) el CCJ no tiene nada que ver con la que hacen las comisiones. Son análisis diferentes y ajenos. Los comisionados tienen como únicos parámetros lo poco que se indica en la Constitución. Por ello, las evaluaciones del CCJ se tomará en cuenta como un elemento más que integrará los punteos de los postulantes que son jueces o magistrados.
D) Los 30 días. La CC, en su arrebato justiciero, fijó 30 día para que el CCJ entregara los resultados. Pero esas evaluaciones NO están firmes porque varios postulantes han impugnado. Lo que resuelva la Unidad de Evaluación, en 15 días, puede a su vez ser objeto de revisión y no sería raro un amparo provisional de un juez de Instancia. Desconocer dichas impugnaciones, contenidas en la ley de la Carrera Judicial (cuya inobservancia fue precisamente el fundamente de la suspensión de la CC), sería atentatorio del debido proceso y derecho de defensa.
E) Puntajes y Votaciones. Que un postulante obtenga 100 puntos en la comisión, no garantiza que dicho postulante vaya a ser escogido como candidato. Ese punteo es referencial y solo sirve para establecer el orden de votación (se van votando por los de más puntos). Para pasar como finalista se requiere del voto de las dos terceras partes de los comisionados; aquí se abre el espacio el elemento externo, hasta político: “voten por los nuestros y nosotros por los de ustedes”.
