Danilo Santos

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Politólogo a contrapelo, aprendiz de las letras, la ternura y lo imposible. Barrioporteño dedicado desde hace 31 años a las causas indígenas, campesinas, populares y de defensa de los derechos humanos. Decidido constructor de otra Guatemala posible.

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Danilo Santos

De acuerdo a Linz, hay que preocuparse cuando un político rechaza de palabra o mediante acciones las reglas del juego político, cuando niega la legitimidad de sus oponentes, cuando tolera o alienta la violencia y, cuando indica su voluntad de restringir las garantías civiles. El que anda inventando enemigos ya en el vano de la puerta de Casa Presidencial, cumple con todas las razones para preocuparse y no lo hicimos. Ahora, habrá que estar pendientes de quien le sustituye pues es el que ha tomado la estafeta para cumplir a cabalidad con los síntomas de un político autoritario.

Las élites consideraron a Morales idóneo para regentar la política nacional y no se equivocaron, les salió cumplidor. Sin embargo, esta práctica de invitar a lelos sedientos de poder y atención o a verdaderos gorilas para administrar lo público y aparentar democracia cada cuatro años se les está saliendo de las manos y la CICIG demostró en su momento que la tolerancia a las mafias dentro del Estado contaba con el beneplácito y/o la complicidad de dichas élites. Esto ha provocado que el poder político responda en demasía a reglas no escritas que superan a las escritas, y de paso ha destruido el sistema de partidos políticos en Guatemala a tal grado, que es un chiste eso de la democracia interna y los liderazgos. Esto a su vez acarrea cacicazgos violentos, mafiosos, adinerados, y oh sorpresa: demagógicos.

Así que la política no se trata de buscar enemigos para echarles la culpa de la ineptitud de quienes ostentan el poder o defienden las ideas dominantes, se trata de ideas y de diferencias políticas, técnicas o ideológicas, pero lo más importante, de tener propuestas para solucionar los graves problemas de la población.

La polarización, como la que provoca estúpidamente Jimmy Morales al declararse enemigo de quienes no son afines al Ejército, es una vil trampa para salir en andas e ignorar su torpe administración. Y digo estupidez porque que un Presidente ande buscando enemigos hasta el último de sus días en el poder y encima burlonamente los salude, no se puede calificar de otra manera.

La cultura política en el país debe cambiar y no nos debe enfrentar si somos o no afines al Ejército o las iglesias o al propio Estado o sus gobernantes, si seguimos así, si las élites siguen cómodas con estos niveles de salvajismo en la política: el hartazgo les cobrará caro su desdén por una mejor sociedad.

La tarea en que nos enfrentamos en el país es la de reinventarlo, y hacerlo radicalmente, hacerlo más allá de cualquier reformismo bien o mal intencionado, sino hacerlo a la luz de la historia y los resultados que han obtenido los partidos y los políticos durante casi doscientos años. No hay otra forma. Tanto las reglas no escritas como las escritas, deben cambiar enfocándose en el bien común y dejando fuera de la política a los matones, a los patentados y quienes están dispuestos a torcer las reglas y olvidarse de quienes dan sentido a una nación, sus pueblos. Principalmente a quienes crean enemigos donde no los hay.

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