Juan Antonio Mazariegos G.
Siempre he considerado que la Comunidad Económica Europea (CEE) representa el mejor ejemplo de lo que los países de Centroamérica pueden aspirar a lograr en medio de un mundo cada vez más globalizado, dentro del cual, los bloques políticos y financieros se unen para lograr esos y otros objetivos. En medio de los tiempos complicados que vivimos para el comercio internacional, son las grandes naciones y los bloques económicos los que pueden fijar posiciones y dedicarse a hacer pulsos con sus pares buscando ventajas competitivas, mientras que los países aislados y pequeños como somos los centroamericanos debemos de sobrevivir y adaptarnos a cualquier oportunidad que se nos presente o simplemente decir, señor sí señor, ante cualquier imposición que se nos dirija.
La CEE vive hoy sus horas más amargas, las recientes elecciones parlamentarias celebradas en Gran Bretaña que dieron la mayoría absoluta al Partido Conservador y a su candidato Boris Johnson se centraron en el lema de dicho partido, Get Brexit Done (hagamos realidad el Brexit) y precipitaron la salida de Gran Bretaña de la Comunidad Europea, fijada ahora para el 31 de enero del 2020. En mi opinión, todos los involucrados saldrán perdiendo en esa ruptura, la CEE pierde a una de sus economías principales, se marca una ruta de salida para otros países dominados por partidos antieuropeos y la comunidad pierde el fuelle militar y estratégico que le aportan los ingleses. Por su parte, Inglaterra se ve amenazada en su misma unidad e integridad territorial, cuando ante el descontento por el Brexit el gobierno escocés ya solicitó al parlamento británico que se fije una fecha para la celebración de un referéndum, en el cual los escoceses podrán votar por independizarse de Gran Bretaña. De igual manera, Londres, la hasta ahora capital financiera europea verá cómo la mayoría de instituciones financieras privadas que se habían asentado en la ciudad, parten hacia Frankfurt, París o Ginebra que pelean por ser las nuevas capitales financieras de la CEE.
La Unión Europea representa el esfuerzo de un continente por unificar los países que en más de una ocasión escenificaron algunas de las guerras más cruentas que la humanidad pueda recordar. Hoy la CEE debe reinventarse para que el sueño pueda continuar, han avanzado mucho, pero existe una clara posibilidad de que el bloque no logre subsistir.
Nosotros como centroamericanos hemos dado los primeros pasos con la unión aduanera que hoy tienen establecida Honduras y Guatemala, la cual permite el libre tránsito de personas y mercancías; y a la cual recientemente se ha adherido El Salvador. Por supuesto nos encontramos a años luz de que nuestros políticos locales abandonen el análisis sobre si conviene ser cabeza de león o cola de ratón y el Parlamento Centroamericano es una institución obsoleta que únicamente sirve de resguardo de impunidad para los diputados centroamericanos. Sin embargo, con todos los peros que esto represente, está claro que la unión centroamericana es una vía que puede permitirnos sumar un peso estratégico a nuestras ventajas geográficas y climatológicas. Centroamérica puede ser más si está unida, observemos y aprendamos de lo que sucede en la CEE, sus éxitos o sus fracasos nos pueden enseñar mucho a los centroamericanos.