Alfonso Mata

No solo son caros, sino que presenta alta tasa de crecimiento su precio y esto afecta al paciente, al médico y la seguridad social. Las causas de ello son varias.

En primer lugar, tenemos un problema que tiene que ver con la exclusividad de su mercadeo y derechos de monopolio de las empresas y las patentes tanto a nivel nacional como internacional y su combate, necesita no solo de legislación nacional sino internacional adecuada.

En segundo lugar, el problema de negociación de precios de parte del Estado con las empresas productoras e intermediarios, llenas de elementos de mala negociación y de corrupción. De tal forma que el tema central de las negociaciones no es la calidad y el precio, sino regalías y beneficios encubiertos con muchas mentiras y pocas realidades.

En tercer lugar, tenemos el problema de selección-adquisición de medicamento. Elemento plagado de errores y corrupción, desde la selección de productos en los listados nacionales hasta su uso que muchas veces no se hace en forma de costo efectividad sino de utilidad comercial. Se necesita con urgencia tanto a nivel público como privado, de una serie de medidas para reformar el mercado farmacéutico, en función de la epidemiología y costo-efectividad de los productos.

Un cuarto nivel del problema lo tenemos al no tratar disponibilidad en función del poder adquisitivo. El pobre que se enferma, no solo no puede comprar el medicamento, sino que no tiene acceso al mismo a pesar de un mandato constitucional y legislativo al respecto. No existe un programa nacional que se preocupe como debiera de ser, de que se cumpla con éxito una proveeduría y distribución adecuada y menos de investigaciones para evaluar la rentabilidad de los medicamentos, que debe, en sus consideraciones, ir más allá de lo económico mirando también lo biológico y social. Tampoco existe un trabajo nacional de aliciente adecuado al mercado local de genéricos, lo que significa la inexistencia de instrumentos y una política estatal de innovación a la industria farmacéutica local, que permitiera un medicamento accesible, seguro y barato.

En quinto lugar, tenemos una carencia de infraestructura y organización del sistema nacional de salud, que satisfaga con equidad las necesidades terapéuticas en todos los grupos de población. Por consiguiente, las bajas coberturas del sistema, no estimulan un servicio de calidad que fomente una práctica profesional de terapias adecuadas, fomentando entonces un uso indebido de medicamentos y mal manejo de patologías y su práctica terapéutica.

Todos esos factores funcionando negativamente, no solo inciden en el nivel de incapacidad de prestación de servicios sino que favorecen varias entradas a la corrupción, negligencia e incapacidad, que limitan una adecuada negociación de parte del Estado con fabricantes e intermediarios en forma honesta. Lo que tenemos actualmente es toda una organización funesta, que permite fugas, malos usos, mala disponibilidad y elección y un aumento de precios y alteraciones en las prescripciones que inhabilitan el buen funcionamiento de la cadena de adquisición y uso de los medicamentos, llevándolos a su alto costo.

Alfonso Mata

alfmata@hotmail.com

Médico y cirujano, con estudios de maestría en salud publica en Harvard University y de Nutrición y metabolismo en Instituto Nacional de la Nutrición “Salvador Zubirán” México. Docente en universidad: Mesoamericana, Rafael Landívar y profesor invitado en México y Costa Rica. Asesoría en Salud y Nutrición en: Guatemala, México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Costa Rica. Investigador asociado en INCAP, Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubiran y CONRED. Autor de varios artículos y publicaciones relacionadas con el tema de salud y nutrición.

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