René Leiva
Al principio era el caos, llegó la ideología e impuso el orden, ¿o llegó el orden e impuso la ideología?
Cuando Dios creó al hombre, a ese barro amasado le insufló ideología.
Inscripción en una lápida: “Aquí yacen los restos mortales de una ideología”.
Tengo ideología, luego existo.
Si usted quiere pasar por inteligente, informado, prudente, equilibrado, debe tomar distancia o equidistancia de las ideologías enfrentadas por espacios de poder, criticarlas, otorgarles igual importancia y valorización, sobre todo contra los ideólogos, exégetas y pretendidos líderes mundiales y locales. Si usted logra, así, que su balanza ideológica logre horizontalidad (e inmovilidad) total, usted la pasa por persona (muy) inteligente.
¿El menosprecio, el abuso, la violencia múltiple contra la mujer –las mujeres— tienen un origen ideológico? Sí, en buena medida. El respeto a la mujer –las mujeres— debería ser instintivo e intuitivo en el hombre –los hombres–, natural, espontáneo, sincero, sin más razones que el compañerismo. El hijo y nieto de mujeres, con mujer por compañera; hermano, sobrino, primo, tío, padre, abuelo de mujeres, es entonces precisamente compañero de mujeres. Ni más ni menos. Compañeros en las diferencias obvias y compañeros en las igualdades inherentes. (En el abuso y violencia de mujeres contra mujeres es más evidente el motivo ideológico.) La misoginia tiene explicación ideológica –y justificación, para los misóginos patológicos.
Si la ecología, lo ecológico, es una ideología, respirar, dormir, comer, beber agua, reproducirse, también.
Como los hombres y mujeres públicos que venden su alma al diablo tienen inspiración ideológica, el Maligno emitió reciente decreto en el que ordena a sus alistadores abstenerse de comprar devaluadas almas de políticos, funcionarios, jueces, magistrados, militares y, por supuesto, empresarios organizados. Dicho decreto tiene efecto retroactivo, por lo que se manda devolver las miserables almas a sus respetivos propietarios y conminar a éstos para que, a su vez, devuelvan los favores ideológicos recibidos en puntual materia de corrupción e impunidad. Las cuentas claras serán en lo individual, haberes, débitos y finiquitos incluidos. (El astuto Belcebú sabe de sobra que las referidas almas despreciables, tarde o temprano, llegarán a sus dominios, lo que queda de ellas, ya sin necesidad de compraventa documentada).
Para tu enemigo ideológico tu ideología es tu titiritera, y para él la suya su servidora.
La ideología otorga sentido de pertenencia a una metáfora, porque toda ideología es o hace referencia a otra cosa que no es exactamente ella, a algo figurado.
Ante instancias internacionales ha surgido una moción privilegiada para cambiarle nombre a la ideología por el de obsesiología, que no es su antónimo sino que guarda cierta afinidad conceptual. Dos de sus derivados habituales serían obsesiólogo y obsesiológico.