Roberto Arías

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Nació en la ciudad de Guatemala el 5 de mayo de 1942. Especializado en asesoría en comunicación, con especialización en medio ambiente. Estudió Comunicación en la Universidad de San Carlos de Guatemala y posee un postgrado en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales – FLACSO, así como un postgrado en Forestería y Medio Ambiente de la Universidad de Auburn, Alabama, EEUU. Ha conducido programas de radio y televisión, entrevistando a personalidades nacionales e internacionales.

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Roberto Arias

Aunque no pertenezco a su grey, estoy totalmente de acuerdo con la Conferencia Episcopal de Guatemala, relativo a la oposición a utilizar Petén como campo de refugiados, de acuerdo a información del Diario La Hora el sábado 16 de noviembre de este año. El ministro de Gobernación, Enrique Degenhart, hizo la propuesta, según publicó The Washington Post, conforme a la publicación de La Hora.

Desconozco la ilustración que pueda tener Degenhart sobre aspectos medioambientales, los que conllevan elementos biológicos, sociales, forestales, etcétera y su relación con la vida en el planeta Tierra en su conjunto. Desafortunadamente hemos tenido que aceptar que el Ejército de Guatemala tiene mucha responsabilidad de lo que ocurre respecto a la depredación y movimientos ilegales de todo tipo que allí ocurren, en virtud de que se les ha confiado el cuidado de ese territorio y no han hecho los esfuerzos suficientes para poder hacerle un alto a toda la situación delincuencial que allí ocurre.

Obviamente, todo este asunto viene mal desde el principio, en virtud de que Jimmy Morales, el Presidente de Guatemala, hizo un convenio con Donald Trump sobre asunto de asilos con los Estados Unidos. Obviamente Trump tiene amenazada a Guatemala, como extorsionistas que son los políticos de ese país, para hacer lo que se les pega la gana, particularmente con su ensañamiento en contra de Latinoamérica.

Petén está tan depredado por falta de cuidado a la Soberanía Nacional, que no podría soportar la carga humana que se le quiere imponer a propuesta de un militar que probablemente desconoce todo el problema que existe en el planeta debido a la abusiva y brutal carga que se le impone a los pulmones del mundo, verbigracia el Matto Grosso en Brasil, las selvas africanas y un larguísimo etcétera.

Puedo aseverar que los árboles son plantas que protegen a toda la variedad de seres vivos que se alojan, permanecen y conviven dentro del ecosistema y, estos seres vivos interaccionan con las plantas (árboles) con la finalidad de sostener su permanencia dentro del sistema. Es decir, es una retroalimentación perfecta que mantiene un equilibrio que, si se altera por la dañina acción del ser humano, pierde su equilibrio y se acaba. Cuando ese equilibrio se altera por causas naturales, generalmente el ecosistema se regenera por sí mismo porque el daño es menor.

La deforestación masiva la realizan manos criminales en Petén por medio de incendios forestales, la tala de madera, el saqueo de sitios arqueológicos, la ganadería, las invasiones, la agricultura, el tráfico de fauna y flora, el trasiego de indocumentados, la compra-venta ilegal de tierras y el narcotráfico que construye pistas clandestinas para el aterrizaje de avionetas que transportan droga y/o dinero ilícito.

Es ilógico que un militar, de la graduación que sea, quiera disponer del uso anárquico de lo que aún pueda quedar de bosques prístinos, en lo que otrora fuera la reserva forestal más grande de Centroamérica.

Apoyo a la Conferencia Episcopal de Guatemala, en ese sentido.

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