Félix Loarca Guzmán
El golpe de Estado contra el Presidente Constitucional de Bolivia, Evo Morales, que se consumó el pasado fin de semana, constituye una grave estocada a la democracia de todo el continente americano.
El golpe se concretó luego que los militares bolivianos obligaron al presidente Morales a renunciar a la Presidencia de la República, cargo para el cual fue reelecto con amplia mayoría del pueblo en las elecciones del pasado 20 de octubre.
Los sectores de la oposición se valieron del perverso recurso de la manipulación de la opinión pública, alegando que se había producido un fraude electoral. Desde el principio del proceso electoral, esos sectores anticiparon que no reconocerían los resultados, si los mismos favorecían al presidente Morales.
El gobernante alcanzó un amplio margen de votos al grado que ya no era necesario, según las leyes de Bolivia, participar en una segunda vuelta. Ello irritó a los opositores promoviendo los primeros desórdenes, mientras los movimientos populares salieron a las calles para manifestar su respaldo al triunfo del gobernante.
Las fuerzas armadas y la policía reprimieron violentamente a los sectores populares que apoyaban al gobernante. Tras la coacción de los militares, el presidente Evo decidió renunciar creyendo que con ello podría contribuir a la pacificación del país.
El Presidente tuvo que buscar dónde proteger su vida, pues las hordas desbocadas de los golpistas llegaron al extremo de saquear e incendiar la casa de la hermana del gobernante. Además de ello, estaban ofreciendo 50 mil dólares de recompensa a quien les entregara al Presidente.
En ese confuso escenario, el presidente Evo decidió solicitar asilo político al Gobierno de México, que de inmediato accedió, enviando a Bolivia un avión de la Fuerza Aérea Mexicana para transportarlo a ese país. El avión tuvo algunos contratiempos, pues gobiernos retrógrados de la región como los de Perú y Ecuador negaron el permiso para que pudiera cruzar su espacio aéreo.
La nave llegó a la capital de México ayer martes a las 11 horas con 8 minutos. El Canciller de México, dio la bienvenida al presidente Evo quien en sus primeras declaraciones, expresó su agradecimiento al presidente Andrés Manuel López Obrador, por concederle el asilo y salvarle la vida.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, denunció que el golpe fue ordenado desde la Casa Blanca por el presidente Donald Trump.
Durante el gobierno de Evo, Bolivia tuvo resultados espectaculares con estabilidad y crecimiento económico. La nacionalización de los hidrocarburos, permitió que los recursos que antes se llevaban las empresas transnacionales al extranjero, quedaran en Bolivia para atender las necesidades del pueblo.
Sin duda, uno de los objetivos del golpe de Estado contra el gobierno de Evo, es volver al pasado para facilitar el saqueo de los recursos naturales. Un análisis de Abu Faisal Sergio Tapia, revela por ejemplo, que Bolivia tiene las mayores reservas del mundo de litio, un metal que es clave en la industria para vehículos eléctricos y dispositivos electrónicos.