Francisco Cáceres Barrios
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Tanto en la administración pública como en la privada los ejecutivos contratados para apoyar las gestiones de los funcionarios, de la directiva o de la gerencia, según sea el caso, debieran estar capacitados en la rama de la gestión de proyectos, que es la disciplina que estudia el planeamiento, la organización, la motivación y el control de los recursos de toda especie, con el fin de alcanzar los objetivos que se imponga la entidad o empresa de que se trate.
A cada emprendimiento diseñado para producir algo, sea producto, servicio o simplemente buenos resultados de una actividad de cualquier tipo, se le llama “proyecto”. De ahí que estos conocimientos los debiera tener tanto una empresa que fabrica tubos de cemento o repara vehículos automotores, como un ministerio de Comunicaciones, de Salud Pública, de Gobernación o de una entidad estatal, pues al no tenerlo les será muy difícil lograr los buenos resultados esperados.
A la hora de medir el éxito de una gestión, hay que estar claros en que todo resultado se debe integrar a partir de lograr su alcance, con los plazos, sus costos y no digamos sus objetivos, cosa que en los últimos tiempos pareciera ser son cosas cada vez más difíciles de alcanzar, especialmente cuando la causa de no lograrlo no es otra que no haber planeado, organizado o controlado como debía hacerse, por ejemplo, el proyecto de libramiento de Chimaltenango; el mejoramiento de la prestación de servicios de salud; el combate a la desnutrición infantil o la dotación de alimentos en apoyo a los campesinos afectados por las condiciones climatológicas.
Hay un caso reciente que como decimos en buen chapín “llora sangre”, el mantener alrededor de cien picops nuevos, doble cabina, pintados, numerados y acondicionados especialmente para radiopatrullas de la PNC, literalmente tirados, llenos de monte, en un predio sin poder ser utilizados “por asuntos financieros”. Ello significa que la población del municipio de Guatemala y de cientos más del interior de la República sigue pasando penas por la implacable delincuencia, mientras esta simplemente goza de lo lindo por cometer sus fechorías con la más amplia libertad e impunidad.
Esto mismo, ha venido ocurriendo no solo durante el nefasto gobierno de Jimmy Morales, que resultó peor que los precedentes desde el año 1985, período al que denominaron irónicamente los politiqueros como “la primavera democrática”, porque a la postre vinieron a resultar mucho peor que los precedentes, por ello creo que ya es hora de dejar de quejarnos, para pasar rápidamente a cambiar, aprovechando el cambio de gobierno el próximo 14 de enero a las 14.
La propuesta de contar con ejecutivos que dominen las técnicas de la gestión de proyectos no va en el sentido de seleccionar únicamente a los colaboradores con experiencia amplia en dicha materia, sino contratar a un capacitador o varios si fuera posible, para entrenar a todo el nuevo equipo presidencial del doctor Alejandro Giammattei, ¿verdad que no es mucho pedirle?