Emilio Matta Saravia
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Antes de continuar con el análisis del Informe Global de Competitividad, deseo manifestar mi más sincera felicitación al grupo de estudiantes de la Universidad del Valle de Guatemala por el gran logro de haber hecho un satélite que muy pronto estará en órbita alrededor de la Tierra.
El sexto pilar mide el nivel general de habilidades que posee la fuerza laboral de un país, así como la cantidad y calidad de la educación que el mismo tiene. En este pilar, Guatemala está rankeada en el puesto 103 de 141 países evaluados. El reporte mide la media de años en la escuela (113), el nivel de inversión en entrenamiento de la fuerza laboral (47), calidad de entrenamiento vocacional (48), conjunto de habilidades que poseen los graduados de educación secundaria para los negocios (84), conjunto de habilidades que poseen los graduados universitarios para los negocios (60), habilidades digitales entre la población activa (125), facilidad para encontrar mano de obra calificada (73), expectativa de permanencia en el colegio (103), fomento del pensamiento crítico en la enseñanza (118), proporción de maestros a estudiantes en la educación primaria (76). De acuerdo con estos criterios, nuestra fuerza laboral actual tiene un ranking de 103 y nuestra fuerza laboral futura, que son quienes actualmente se encuentran estudiando, tiene un ranking de 105, es decir, la calidad de nuestro sistema educativo es tan deficiente que tenemos una peor expectativa de nuestras futuras generaciones que de las actuales. Otro dato interesante es que en la inversión en entrenamiento y en la calidad de entrenamiento vocacional que reciben nuestros trabajadores estamos rankeados mejor que en la calidad de enseñanza escolar. Esto corrobora el excelente trabajo de Intecap, pero desnuda las enormes carencias de nuestro sistema educativo, con el consiguiente impacto negativo para nuestra competitividad.
El séptimo pilar mide el grado en que una economía provee reglas de juego parejas para que las compañías participen en su mercado, donde Guatemala ocupa el puesto 46. Este pilar mide el grado de distorsión que causan los impuestos y subsidios en la economía (63), el grado de dominio sobre el mercado que tienen las grandes corporaciones (77), el grado de competitividad de servicios profesionales (23), el grado de competitividad de servicios de retail (70), el grado de competitividad de servicios de interconexión en comunicaciones (45), el grado de bloqueo al comercio por barreras no arancelarias (87), las barreras arancelarias (51), el grado de complejidad de las barreras arancelarias (21) y el grado de eficiencia aduanera para el comercio (124). De acuerdo con esta información y contrario a lo que muchos columnistas de opinión expresan, Guatemala tiene un alto grado de apertura comercial comparado con el resto del mundo, ya que en este apartado estamos rankeados en el puesto 34. Sin embargo, debido a nuestro sistema aduanero obtuso y anacrónico, dicha apertura comercial no se traduce en competitividad para el país.
Como conclusión de los dos pilares analizados, es el Estado como institución, obviamente capturado por intereses particulares, el que falla en proveer educación de calidad para toda la población y en atender con eficiencia los requerimientos aduaneros de nuestras fronteras y puertos de entrada y salida, lesionando así, de forma grave, nuestra competitividad.